La puerta se abrió y pronto la voz de Alberto interrumpió aquel momento que llevaba esperando meses.
—Chicos, nada de estas cosas en el centro.
Hijo de la gran puta, pensé.
—Perdón, profesor.—Harry se separó con una sonrisa juguetona en su rostro-Tengo que buscar el estuche y esta señorita ni me dejaba pasar. La he tenido que convencer.
Entró a la clase burlón e Irene se despidió de Alberto con una gran sonrisa. Se agarró de mi brazo y caminamos por los pasillos vacíos.
Alex salió del baño y se unió a nuestra conversación.
—¿Que te has liado con Harry?—Chilló Irene histérica. Yo me puse el índice en los labios para indicarla silencio.
—Si, calla. Lo hice para protegerte, iba a entrar y os podía pillar liados.
—Gracias.—me dedicó una sonrisa sincera y simple. Pero Alex comenzó a reírse.
—¿En serio te lo crees? ¡Se moría de ganas de besar a Harry! ¡El viernes se lo tira!
—¡Alex!—la pegué en la nuca y ella siguió riendo. Yo me acaricié los labios y sentí su toque en ellos.
¿Cómo un beso me podía haber dejado tan tocada?
—¿Vais a volver ya?—pregunta Irene.
—No lo sé, creo que le he perdonado de verdad. Le echo mucho de menos, pero necesito algo, algo que me demuestre de verdad que me quiere.
—Tu tranquila, Boo. Harry se lo va a currar, lo presiento.—dice Alexandra, que hace unos segundos a dejado de reír.
Nos separamos y vamos cada una a la clase que nos toca ahora. En mi caso, Español.
Llego como unos 15 minutos tarde, pero me da exactamente igual. Estudio porque lo necesito, pero si por fuera estaría en un bordillo pidiendo monedas.
Llamé a la puerta y toda la clase se me quedó mirando cuando abrí la puerta.
—¿Puedo pasar?—pregunté en un español torpe. El profesor me miró con mala cara y siguió hablando como una grabadora desenfrenada.
Me senté en mi sitio, en el que Louis se encontraba detrás.
—Hola.—Le saludé con los labios. El me sonrió débilmente y comencé a sacar los libros.
—¿Donde estabas? Casi acaba la clase.—susurra escondiéndose tras mi cuerpo.
—Me he liado con Harry.—susurré sin mirarle. Por el silencio que obtuve supuse que se había quedado en una especie de shock. Me giré y estaba con la boca abierta.
—¿Que? ¿Por qué?
—Irene estaba en clase con Alberto y Harry quería entrar a la fuerza. Fue la única manera de retenerlo.—Su cara se tornó a un gesto de disgusto y celos. Yo resoplé y le toqué la mano apoyada sobre el pupitre.
—Todo va a estar bien, yo estoy contigo, Louis.
—¿Os lo ha contado?
—Por encima.—Él resopló y me miró tristón.
—No he dormido en toda la noche, pensando. Pensando en que pasará con él bebé. ¿Y si Alberto no lo quiere?
—Preparate para lo peor, Louis. Yo...Como punto de vista de mujer, creo que Irene te quiere. Siempre habéis estado enamorados. Pero comprende que ha cometido una locura, una locura importante, y no puede dejar al padre de la criatura.
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Las jugadas de la casualidad.
Teen Fiction«¿Crees en la casualidad?» Entonces lo miré y lo agarré por el cuello decidida. «A la mierda la casualidad»