Bobbie POV.
Estaba tan preocupada. Todo se me estaba torciendo. Evito a Harry todo lo que puedo. No puedo decírselo, no puedo. Siento que lo voy a perder para siempre. Y no puedo permitirlo. La idea de perderle me supera y sólo quiero llorar dentro de la cama y no comer, ni salir, ni nada.
Querían comer hoy todos juntos en casa de Liam y Harry. Yo no tenía fuerzas y dije que me encontraba mal. Alexandra e Irene han dicho que estaba mala y fue una excusa perfecta.
Mi plan de no hacer nada a parte de llorar y sufrir por lo gilipollas que soy iba de perlas hasta que mi teléfono comenzó a sonar.
-¿Si?-contesté sin ánimo mirando al techo de mi habitación y tapandome hasta arriba en la cama.
-Bobbie-la voz de Louis sonó como un suspiro y le oí absorber por la nariz.
-¿Lou por que lloras?
-S-se que nunca te pido nada, pero d-de verdad, por favor...Ven-suplicó llorando como un loco.
Me incorporé desesperada y comencé a vestirme con lo primero que pillé.
-¿Louis que ha pasado? No me preocupes.
-Necesito consejo psicológico. De mi mejor amiga-se me ablandó el corazón al instante mientras cogía las llaves de casa. Salí por la puerta y busqué con mi mirada algún transporte.
-Voy, estoy de camino-colgué la llamada y me metí el movil en el bolsillo.
¿Ahora cómo iba yo a casa de Louis?
Se que me arrepentiré de esto toda mi adolescencia pero por tu mejor amigo se hace de todo.
Fui a el desván, dentro de casa, y saqué un artilugio con dos ruedas pinchadas. Una cosa a la que llaman bici. Salí disparatada y noté el dolor en el culo al instante. La casa de Louis no estaba muy lejos, más bien cerca, unos 15 minutos en bicicleta.
Llegué sin respiración a su casa y llamé al timbre. Louis abrió la puerta, con los ojos rojos y llorosos, despeinado, y pálido. Al menos iba guapo vestido.
-Más te vale que sea importante. He venido en bici, ¿vale?
Me miró mal y le abracé fuerte. Pasamos al salón y me senté en el sillón. Me trajo un té caliente de esos de los que me gustan y el olor a hiervas me invadió los sentidos.
-¿Qué es lo qué ha pasado?-me decidó a preguntar.
-Miralo tu misma- me entregó una carta y le miré asustada. Dejé la taza sobre la mesa y comencé a abrir el sobre.
-¡Louis, pero esto es genial! Te han admitido en la universidad de Princeton. ¡Es tu sueño desde pequeño!
-¿Tu sabes lo que eso supone?
-Estados unidos- susurré entendiendolo.
-Este es mi sueño, me ha costado la vida esto...Siempre había soñado esto. Y ahora, mira. Voy a ser "padre"-dijo indicando comillas con los dedos- Ni siquiera ese bebé es mi criatura.
-No digas eso- le reñí.
-Sólo lo hacía por Irene, por que te juro que no querré a alguien como la quiero a ella. Pero esa chiquilla siempre será la hija de Alberto. Emma nunca sserá mi verdadra hija. Además, dielo, Irene y yo ahora no estamos bien.
-Todas las parejas pasan por malas rachas, miranos a Harry y a mí, somos el ejemplo perfecto.
-Pero vosotros os quereis mutuamente. Irene...me quiere, pero nunca seremos perfectos el uno para el otro. Ella sólo me ve como Lou, su amigo desde que tiene 5 años y ya. Necesitaba cariño ylo buscó en mí.
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Las jugadas de la casualidad.
Teen Fiction«¿Crees en la casualidad?» Entonces lo miré y lo agarré por el cuello decidida. «A la mierda la casualidad»