Lunes~
Bobbie POV.
Domingos. Inútiles domingos. En el día de ayer, no hice nada. ¿Para qué? Para nada. Alex e Irene sin duda lo aprovecharon. Pero yo...Yo no pude dejar de pensar en Niall. Si, debería estar pensando en Harry. Pero él, él tiene que desaparecer de mi vida. Y si os digo la verdad, las ganas de estar un rato con Horan me hacía mucha ilusión. Le llamé y pasó de mi. No me contestó. Me ignora. Y no voy a arrastrarme. Eso nunca. La semana que viene son los exámenes finales. Pero haber, ¿como voy a concentrarme en los libros si el miércoles he quedado con el dichoso anónimo?
Louis.
Niall.
Liam.
Cualquier otro chico del planeta.
Un gato.
Un pez.
Un pene.
Me daba igual quien fuera, pero necesitaba saberlo. Ya.
Me levanté y me senté sobre el colchón y suspire. Dios, putos lunes de los cojones.
"Cada vez me parezco mas a Alex."
Me levanté y fue hacia el baño. Me senté en el váter, oh. Me dolía la barriga. Seguramente me este poniendo mala. Noté unos pinchazos en la cabeza y asquee con la nariz.
Venga ya.
Salí del baño y me dirigí a la cocina hecha una fiera. Alex e Irene estaban sentadas en la mesa y me vieron algo extrañadas.
-Estas pálida.-comenta Irene.
-Tienes la cara de un orco de mordor, puta.-dice Alex bebiendo de su taza de café.
-¡Me acaba de bajar la regla! ¿Os parece normal? Un puto lunes por la mañana me viene la maldita menstruación de los cojones.-digo malhumorada. Me siento en una silla y apoyo mi cabeza en las palmas de mis manos.
-¿Te preparo yo el desayuno?-me ofrece Irene con una sonrisa.
-Gracias.-intenté sonreír la a pesar de mi dolor.-Dios, ¿alguna vez habéis sentido esto de que os explotan los ovarios?-pregunto a mis amigas. Ellas asienten obvias.
Alex se levanta y de la estantería de las medicinas me coge una pastilla y me la deja encima de la mesa junto con un vaso de agua.
-Vamos, tomatela.-ordena.-No quiero oírte continuamente quejándote de que te duele todo.
-Me quiero morir.-digo trágica.
-Solo serán unos días, tranquila.-me calma mi amiga la castaña, sirviéndome un plato con unas tostadas con mantequilla y mermelada, conjuntadas con un café. Me tomé la pastilla y comencé a desayunar.
Salimos de casa al rato después. Louis se ofreció en llevarnos. Y claramente no rechazamos tal propuesta. Yo me senté en el copiloto y besé la mejilla de mi amigo, que sonrió ampliamente.
-¿Como están mis señoritas?-pregunta mirando por retrovisor. Irene y Alex le sonríen y contestan con un costoso "Bien". En los Lunes ninguna somos personas.
-Pongo música, que estoy depresiva.-digo subiendo el volumen de la radio, poniendo Europa FM.
-Ah, pues se te veía feliz.-dice Tommo sin quitar la vista de la carretera.
-¡Porque soy bipolar! Me puedo poner a llorar, a reír, a comer y ponerme a chillarte si me sale de los...Dios, quiero llorar.-protesté al sentir una amarga tristeza en mi interior. Puta regla. Me hacia ser bipolar. Quería chillar de rabia e insultar a cualquier persona que me hablara. Quería llorar de tristeza de que mi vida es una mierda. Oh, pero es que también tengo ganas de reírme ¿sabeis? Y así es siempre, una semana al mes.
ESTÁS LEYENDO
Las jugadas de la casualidad.
Ficção Adolescente«¿Crees en la casualidad?» Entonces lo miré y lo agarré por el cuello decidida. «A la mierda la casualidad»