Capitulo 12.

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Niall POV.

El cielo estaba oscuro. La tormenta de ayer había dejado rastros y el suelo estaba mojado. El coche resbalaba mientras yo procuraba ir lo mas separado posible de Irene, pero aún así teniéndola localizada. Vi cómo aparcó su coche y salió de él. Yo aparqué mi coche un poco delante y me quité las gafas de sol tras las cuales me ocultaba. Miré por el retrovisor y la vi llamar al timbre de su puerta.

¿Con qué el ginecólogo, eh?

Yo la mato. Me prometió que no volvería a hacerlo. No se merece una pizca del amor que Louis la procesa. Él es mi amigo y no quiero que sufra. He intentado avisarla, pero con su cara de puchero no puedo hacer mas que otra cosa que callarme.

Él abrió la puerta y sonrió al verla. La agarró de la cintura y se besaron. Maldito mal nacido.

Esperé en una cafetería de en frente, tomando un café y dando la tabarra a Bobbie por teléfono. Esta de camino a comer, su hermano, Ángel, se ha ofrecido a llevarla. Escuchar su voz angedical mientras tomas un café es la mejor manera de despertar. La colgué cuando vi como mi amiga y el musculitos se besaban en la puerta de despedida y ella, con una sonrisa, se metía de nuevo en el coche.

Salí corriendo y me puse delante del vehículo, mientras ella intentaba enganchar la llave. Cuando miró al frente se asustó al verme, llevándose una mano al pecho.

—¿Qué tal el médico?—pregunté irónico. Abrió la puerta y salió algo indignada.

—Acepto que me riñas, acepto que seas un mejor amigo protector. ¡Pero no tienes derecho a seguirme!

Intenté decir algo, pero me interrumpió.

—¡No, no digas nada! No es justo, Niall. Necesito libertad. Y no me la das.

—Lo que necesitas es un puto psicólogo—digo indignado.—Me decepcionas. Te conozco desde que chupabas una teta—es una forma de hablar—Y me parece mas que mal que engañes a Lou con ese.

—No lo entiendes—apoya su cuerpo sobre el coche.

—¿Acaso no ves lo que te quiere? ¿Todo lo que te ha cuidado desde que pasó lo del bebé? Si lo entiendo, quieres tenerlo todo—remarqué el todo.

—No es asi—se quejó intentando aguantar el llanto.

—¿Acaso no le quieres?

Una gota recorre su rostro y me mira tras sus ojos azules.

—Si lo hago—defiende.

—Demuestralo—la reto. Me doy la vuelta y me meto en el coche, viendo por el retrovisor como llora entre sus manos y mi corazón se parte en mil pedazos. No quería hacerla llorar. No quiero que mi amigo sufra.

Entiendo la posición de Irene. No lo ha pasado bien, pero no se puede ir rompiendo el corazón de las personas de esa manera. No se puede estar a dos bandos.

Luego mi corazón impulsó a mi lado racional y salí del coche, yendo hacia ella, acogiéndola entre mis brazos. Viendo como se acurrucaba en mi pecho mientras sollozaba, finalmente rompiendo en llanto.

**

Bobbie POV.

Las manos me sudaban. Me recogí el pelo en una coleta mientras me miraba en el espejo del coche. Miré de reojo a Ángel que no había dicho ni una palabra. Apretaba el volante con fuerza mientras su mirada iba perdida a alguna parte.

Saqué el maquillaje de mi bolso y me lo recompuse de nuevo.

—A penas se te nota—me dice, mirándome un poco, pero volviendo a su mirada hacia delante.

—No puedo decir lo mismo—Se frota algo avergonzado el ojo derecho y luego el izquierdo. Aun así las lágrimas no cesan.

—¿Qué piensas...?—me pregunta, aparcando el coche frente a la casa de Niall.

—Hablaré con él nada más llegue.

En mi mente pude imaginar mi escena con Harry y mi corazón se volvió pequeño. No pude evitar ponerme a llorar, mientras mi hermano apagó el motor y me abrazó como pudo entre el freno de mano.

—No quiero, Ángel.

—Ya lo se, pequeña.—Me acarició el pelo y me depositó un beso en él hasta que conseguí calmarme y tras despedirme, salí del coche.

Entré a la casa. Todos estaban tomando cervezas y fumando en el jardín. Alex apoyada en Zayn, sentados en la acera. Irene tomando el sol en una amaca. Los otros cuatro chicos, Liam, Louis, Niall y Harry estaban distribuidos por unos sillones de mimbre.

—¡Ey, guapísima!—gritó Alex—¿Cómo fue la comida con tu hermano?

Me miró con cara de situación, mostrando que me habían cubrido con una "comida con mi hermano". Miré a Irene, que se había incorporado para mirar mi rostro. En un movimiento involuntario me quité las gafas, sin darme cuenta de mis ojos llorosos. Todos me miraron extrañados y yo me toqué los ojos, notando lo hinchados que estabas.

—¿Estás bien?—pregunta Louis, preocupado.

Busqué la mirada asustada de Harry y me quedé fijamente contactando en su vista.

—¿Po-podemos hablar?—no quité mi mirada de él, el cuál se levantó a la vez que todos los presentes que se fueron dentro de la casa.

Me acerqué lo justo a él, abrazando mis brazos como forma de sentirme inocente y desprotegida. Miré al suelo y el se acercó a mí. Retrocedí asustada. No podía ser capaz de hacerle esto...

Alcé la vista contemplando sus ojos esmeralda asustados y sus labios algo entreabiertos.

—¿Que te pasa, bebé? ¿Algo ha ido mal?—me tocó la cara y yo le quité la mano algo brusca.

—Tenemos que hablar —solté en un medio suspiro.

Las jugadas de la casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora