Capitulo 65. Máscaras.

1.1K 82 22
                                    

Bobbie POV.

La fiesta era un completo aburrimiento. Todo el mundo estaba borracho. Nadie sabía quien era quien. La gente se enrollaba con otra gente, que podía ser su mejor amigo o hasta su hermano, pero total, mañana no lo recordarían.

Alex bailaba con la capitana del equipo de fútbol. Restregandose como zorras la una con la otra, mientras la alto música destrozaba nuestros tímpanos y nos dejaba trastornos para el futuro.

Y todo esto me lo estaba contando el profesor de Química que me cae como el puto culo, pero si no le escucho sería una falta de respeto.

Ya sabéis, necesito aprobarla.

—Mr. Huck, si me disculpa voy a beber algo...Tengo la garganta seca—añado con una sonrisa.

—Claro, ve, Valeria.

—Soy Bobbie, señor.

—rodé los ojos aprovechando la oscuridad de la sala.

—Oh si, ya lo sabía. Era una broma, Val.

Resoplé desesperada y fui a coger algo fuerte que había por allí. Le quité la bebida a una menor, que supuestamente se ha colado en esta fiesta con sus amigos, y me lo bebí de golpe.

Lo dejé por algún lugar y noté un fuerte mareo. Mi vista se nubló y me agarré a un hombro desconocido. El alcohol me sube cada vez más rápido, no debería tomarlo ahora, pero no importa. Ésta fiesta necesita muchos vasos de alcohol para que sea divertida. O que roce a lo divertido.

Mi corazón se paró cuando Irene me mandó un mensaje al móvil.

«Niall está en la fiesta, no preguntes, llevo sin verle el mismo tiempo que tu

Mi corazón se paró. Llevo como cuatro meses sin verle. Y no puedo evitar sentir angustia al pensar que yo le hice daño y no puedo arreglarlo. Que estaba enamorado de mí, que nos besamos, que a mi me gustaba y que todo acabará tan de repente.

Miré a mi alrededor, buscando algo rubio a lo que aferrarme. Pero no veía nada.

—Boo, Boo, Boo— alguien gritó a mis espaldas. Me giré para ver a Alex riendo como si fuese gilipollas—¡Adivina con quién me acabo de liar!—grita comiéndose las letras entre palabra.

—¡Tia, qué estás con Zayn!— gritó también.

—Mañana se lo cuento, no ha tenido importancia—se vuelve a reír y yo flipo con todos los colores.—¡Va! Di nombres.

—Mark, el cachondo.

—Prueba otra vez—grita bebiendo de un vaso que parece interminable.

—Tyler, el de segundo curso.

—¡Con nuestra entrenadora de fútbol! Si, si, es lesbiana—vuelve a reír y me abraza como si estuviera feliz o algo.

—No me jodas, por dios— digo entre aterrorizada y cómica.

—Estoy demasiado borracha, no se ni si era ella—susurra deshaciendo el abrazo.

—Porque no vamos arriba a alguna habitación, y te tumbas un rato—sugiero. Ella asiente y subimos juntas unas escaleras.

La casa es de un chico de último curso que propuso su casa como local para hacer la fiesta. Tienen mucho dinero por lo que parece, aquí cabe toda la universidad perfectamente. 

Las jugadas de la casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora