NiallPOV.
Todos nos miramos unos a otros, divertidos. El plato de pimientos de patrón era lo único que había sobre la mesa de la amplia cocina. Yo sólo podía fijar mi vista en Bobbie y ver como me apartaba la vista, procurando no mirarme en demasía. Cosa que la hacía deseable y adorable. Malditamente adorable.
-Vale, el juego consiste en- dice Alexandra- Se come un pimiento cada uno, y el primero que bebe cerveza, nos paga alcohol para toda la semana.
Todos aceptamos y es Liam el primero que empieza. Toma un pimiento gigante, haciéndose el machote (como siempre) y lo muerde. Todos esperamos expectantes a su solución.
-No pica-hace una muestra con la nariz asqueado. Me apuesto a que su garganta pica muchísimo.-Joder, claro que no pica.
-Voy-Harry nos miró expectante y se comió un pimiento. Respiró hondo y se encogió de hombros.-Cojonudo.
Bobbie era la siguiente. Recuerdo que innumerables veces que quedamos en un Mexicano decía que era muy débil frente al picante. Me reí para mis adentros cuando la imaginé aquel día en el restaurante.
Cogió un pimiento pequeñito con intención que no la picara mucho. Lo introdujo en su boca y todos esperamos expectantes a su reacción. Hizo el mismo gesto que Liam con la nariz. Su cara se tornó a roja y todos estallamos en carcajadas.
-¿Te pica, Boo?-pregunté guiñandola un ojo, asegurándome de que Harry ni me viese. No quería acabar con la cara destrozada.
Unas lágrimas se empezaron a caer por su rostro rojo como un tomate.
-¿Quieres agua?-le ofreció Louis sonriente. Tentandola.
Ella negó. Seguía llorando descontrolada.
-No...-susurró.-Solo es que-puso un puchero -me acabo de acordar que have un año...-se secó un poco las lágrimas, absorbiendo por la nariz, haciendo esparabanes con las manos-se me murió el poni.
-¿El pene?-preguntó Alex. Todos reímos.
-¡He dicho Poni!-gritó la rubia. Se volvió a poner a llorar y sacó la lengua. -Vale ya, por favor. Yo pago el alcohol, pero dadme agua.
Fue Harry el que se levantó a por la gran garrafa y se la acercó a su novia. Pero en vez de dársela por la boca, se la tiro toda encima. Y entre una cosa y la otra, acabo todo el comedor lleno de agua y todos empapados.
Observé desde una puerta, sin que me vieran, como Harry y Bobbie fregaban mientras se daban arrumacos. Me comía la envidia por dentro. Ojala fuera yo, el que pudiera tocarla. La tenia tan cerca, que casi podía rozarla. Y entonces las navidades se fueron, y los sentimientos se fueron con ella. Harry la besó y ella sonrió en sus labios, profundizando el beso. Cuando de repente cruzó sus ojos con los mios y su rostro cambió, aun besando a Harry. Miré hacia otro lado incómodo, me jodia tanto. No por mí, si no por que se quieren tanto que les envidio.
Me di la vuelta y me encontré con Irene, crazada de brazos. La removí el pelo en forma de distracción y la esquive. Y con tan mala suerte, me siguió por el pasillo.
-¿Sabes que está mal espiar la intimidad de las parejas?-pregunta irritante.
-Lo sé, ¿vale? Irene, vete a descansar, tienes mala cara-me giro para verla. Esta pálida y desganada. Por un momento tengo muchas ganas de abrazarla. Es mi pequeñita. Siempre la he ciudado y cuando salgo por un tiempo de su vida, pierde al bebé.
-Niall, ¿qué es lo que estas planeando?
-Nada-mi voz salió mas aguda de lo que quise.
-Mientes. Tienes muchos amigos, mas amigos que Harry, Liam y Louis. Y nos has invitado a nosotros a esta pedazo de casa que es lo que más podremos obtener en nuestra vida. ¿Me vas a decir que esto no es por Bobbie?
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Las jugadas de la casualidad.
Roman pour Adolescents«¿Crees en la casualidad?» Entonces lo miré y lo agarré por el cuello decidida. «A la mierda la casualidad»