Capitulo 62. ¿Paula?

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Irene se miró en el espejo y se acarició la barriga.

«Todo va a ir bien, pequeño»

Se dijo a sí misma.

Miró en el reflejo como Louis estaba dormido en el sofá con el móvil entre sus manos y sonrió instintivamente. Si había suerte de algo, era de tenerle a su lado.

Se acercó a él y le besó en la frente. Éste se despertó sobresaltado, mirando a su alrededor.

—Mierda, ¿me he quedado dormido?

—Hace así como... Una hora—Irene sonrió y le acarició el pelo.—Ey, no pasa nada. Estabas muy cansado—hizo una pausa.—¿Estás preparado?

Louis se incorporó rápidamente y se levantó despacio, evitando marearse.

—¿Acaso no voy a estarlo?—preguntó con una sonrisa.—Va a ser niña, fijo.

—¡No!—exclamó Irene.—Quiero que sea niño.

—¿Por qué? ¿Vais a jugar a fútbol juntos?—vaciló riendo. Irene abrió la boca y frunció el ceño.

—¿Y vosotras jugareis a las muñecas, no?—Louis sonrió irónico y fue a coger su cazadora.

—¿Cómo quieres llamarle, eh? ¿Eustaquio? ¿Ruperto?

—Y tú, ¿cómo? ¿Angustias? ¿Dolores?—contraatacó con una sonrisa en la cara, mientras guardaba el móvil y la cartera en el bolso.

—Angustias, ese me gusta.

—A mi Ruperto.

—Que lo decida el destino—Tomlinson la guiñó un ojo y salieron juntos de casa.

Llegaron al hospital y tardaron media hora en atenderles, ya que una señora que estaba de 8 meses tenía dolores o algo así.

Irene se tumbó en la camilla con la bata especial que le dieron y totalmente desnuda. Louis mientras miraba todos los movimientos del doctor desde una silla.

—¿Has tenido algún problema, dolor o molestia?—preguntó el doctor examinándola.

—No podría mirarla...exteriormente. Así deja las manitas quietas—dijo Louis con reproche viendo como el doctor toqueteaba a Irene.

—¡Louis!—gritó ella, sin poder esquivar una sonrisa. —Si, doctor, últimamente he vomitado bastante. Y ha veces noto algún pinzacho. Pero es muy de vez en cuando.

—¡Qué! ¿Por qué no me lo has dicho?—grita Louis ofendido. El ginecólogo ríe por la escena.

—Tranquilo, eso son cosas normales. No hay de que preocuparse. Viene muy bien caminar, pero no hacer grandes esfuerzos. Y los vómitos...También son cosas normales. Pero si ves que tienes muchas náuseas tomate esto—el doctor se movió con la silla hasta una mesa y dio a Louis una caja con sobres.—Dos veces al día como máximo.

—Doctor...Dinoslo ya por favor, estamos impacientes—suplicó Irene sin dejar de sonreír.

El médico también lo hizo y la puso un jabón liquido sobre la barriga. Luego pasó el aparato por encima, que hacía cosquillas, y en una pequeña pantalla se empezó a ver la forma de un pequeño bebé.

—Oh dios mio—Irene se llevó las manos a la boca y se emocionó, soltando una lágrima por el ojo derecho.

Louis se levantó entusiasmado, sin quitar ojo a la pantalla, con un brillo especial en los ojos.

—Esta es la cabeza...—amplió un poco la imagen para ver la sien de la criatura—este es el cuerpo y...Como ven, no hay órgano masculino.

—¡Si!—gritó el chico.

Las jugadas de la casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora