Capitulo 50.

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—¿Pero os lleváis bien entonces?—Harry caminaba mirando al suelo a mi lado.

—Si, al menos en casa. No hablan muy bien de él fuera, pero conmigo no es mal chaval. Además, James tiene tu edad y por lo tanto, yo soy el mayor.

El estómago se me contrajo y sentí una débil punzada en mi corazón. Ambos se llamaban James, ambos son unos capullos y ambos tienen mi edad.

¿Puede ser el chico que más daño me hizo, el hermanastro de Harry?

No quiero pensar en ello. No quiero ni preguntar por su físico o apellido, ni preocupar a Harry. Lo mejor sería cambiar de tema y dejar este tema bajo tierra.

—Bueno...Pues...¿Nos vemos mañana en la uni, no?—le pregunté parandome en seco. Nos miramos confusos sin saber como despedirnos. Yo le besé en la mejilla y noté cómo él se esperaba otra cosa.

Le echaba de menos.

—Adios, Bobbie.—con un gesto amistoso con la mano me acerqué a casa de Niall. Llamé y me abrió Maura. Pasé al piso de arriba para hacer las maletas en mi cuarto. Alguien llamó débilmente a la puerta: era Niall.

—Hola.—saludé con una sonrisa.

—Vi tu mensaje ayer, ponía que llegarías tarde, no que no vendrías.—su voz comprendió un tono de reproche hacia mí. Le miré extrañada y fruncí el ceño.

—Ya te dije que me había encontrado con un amigo de aquí, llevamos toda la noche hablando y de fiesta por ahí...

—No sabia que Harry era de Irlanda, menos de Mullingar. —se acercó a mi. Mierda, miento y encima me pilla. Joder que mal.

—Niall, yo...No...—las palabras no me salían y él no tenia la intención ni de enfadarse más de lo que estaba.—Cogemos el vuelvo en dos horas.

—Yo me quedó. —sentenció sin ni siquiera mirarme.—Irás tu sola.

—¿Y la universidad?

—¿Habéis vuelto?

—Contestame.—dije cansada de su actitud.

—Podré ausentarme unos días por el tema del concurso.—suspiré y me arme de valor para decir lo siguiente:

—Solo hemos dormido juntos. No hemos hecho nada.—terminé de meter las cosas en la maleta y la cerré con la cremallera. Me giré para ver su mirada intensa de ojos azules. Mostraba un cansancio marcado por unas grandes ojeras, tristeza en el brillo de sus ojos y decepción en el rostro de su cara. Salió sin decir nada.

—Buen viaje.—gritó desde el pasillo.

—Gracias.—bajé la maleta de la cama y rápidamente me despedí de Greg, Theo y su mujer. Les dejé recuerdos a Maura y a su marido a través de estos, y por último, pedí un taxi.

Volvamos a Londres.

**

—Me siento una real mierda.—colgué una camisa en una percha. Me giré e Irene y Alex me miraban sentadas encima de la cama.

—Tia, Harry y tu estáis hechos el uno para el otro. ¿Cuando piensas darle una oportunidad de verdad?—preguntó mi amiga la morena.

—¿No le quieres?

—¡Claro que le quiero!—me defiendo.—Pero...Le jodí la noche a Niall, su noche, y ni siquiera quiso acompañarme. Me he cargado todo lo que teníamos. Y encima, por nada. Entre Harry y yo no pasó nada.

—Cuando venga...Hablaré con él. —dijo Irene. Yo asentí no muy convencida.

Me sentía mal. Le había roto el corazón. No sólo lo sabía, lo vi en sus ojos. Sentí su dolor como si yo misma lo estuviera viviendo.

¿Por qué?

Tal vez porque yo también sentía dolor.

—¿Tu has hablado ya con Alberto?—la pregunté a Ire. Ella negó confundida.— Mañana lo haré, o lo intentaré de nuevo.

—Luego te cautivará con su pene y...—Alex se comenzó a reír y se tiró por la cama. Yo las miré sin entender e Irene se puso roja como un tomate.

—Ni preguntes.—me amenaza ésta.

Yo me encono de hombros y acabo de despaquetar la bolsa.

—Tias...Tengo una jodida idea de cojones.—Alex se levanta de nuevo ilusionada.—Vamos a apuntarnos a fútbol.

—¿Qué?—gritamos nosotras dos.

—¡Odio el fútbol!—grita Irene.

—¡Nunca he jugado a fútbol! —exagero yo.

—Pues a mi se me da muy bien.—dice Alexandra orgullosa.

—¿Es lo único que se te da bien, o cómo va eso?—Irene ríe y sale corriendo de la habitación gritando:—¡Que me pega! ¡Que me pega!

Alex se levanta y me abraza.

—Por favor, Bobbie. Me hace mucha ilusión.—suplica en mi hombro.—Nos viene bien hacer un poco de ejercicio, si no nos vamos a poner como unas putas focas.

Reí y la golpeé en el culo. Ella rebotó por el susto. Nos separamos y me guiñó un ojo sensualmente.

—Me pones mucho, Alexandra.

—Si si...Pues como se llames Alexandra te voy a poner las tetas en los pies.

Yo reí y ella salió de mi habitación dando saltitos.

—¡Será más divertido de lo que creéis!—dice como una promesa. Yo salgo junto a ella al salón. Irene se encuentra desmayada en el suelo. Las dos nos quedamos en una especie de shock sin poder reaccionar. Hasta que al ver que no es una broma, acudimos a ella desesperadas.

—¡Llama a una ambulancia! ¡Rápido, joder!—grité. Alex se movió con la rapidez que la situación la permitía.

Yo puse a mi amiga la cabeza de lado para que respirase, y luego la tomé el pulso. Iba normal, supongo que solo haya sido un desmayo. Pero por si acaso ha dejado secuelas la caída en el bebé, la llevaremos al médico.

Cuanto antes.

No me mateiss. JAJAJAJJA Últimamente no recibo muchos comentarios y me pongo triste:( ¡Ahora viene todo lo bueno! Chicas, a partir de ahora vienen un montón de sucesos impresionantes y Borry... Bueno, ya lo veréis;) Ahora viene toda la trama que tenia pensada y os tendrá mucho más entretenidas. Os quiero muchisiiimo.

Las jugadas de la casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora