Capitulo 20. Mamá y Ángel.

283 34 7
                                    

Bobbie POV.

Ángel y mi madre entraron a la habitación con un sumo cuidado. Podía oírles susurrar para no despertarme. Sonreí con dificultad. El cansancio reinaba por cada músculo de mi cuerpo y a penas podía respirar con facilidad. Estaba enganchada a tubos y tubos por todos los lados. El más molesto era el de nariz, que me proporcionaba oxigeno constantemente, pero aun así era molesto.

-Ey, princesa, ¿cómo te encuentras?-pregunta mi hermano. Rápidamente acude hasta mi, y retirando unos pelos de mi rostro y besando este.

-Cansada. Muy cansada...-susurro, casi sin voz. Eran las primeras palabras que intercambiaba con alguien desde hacia horas. El doctor se limitaba a preguntarme que si seguía con él, a lo que yo respondía con una asentamiento de cabeza.

-Es normal. El médico nos ha dicho que te han metido droga como para matar a un rinoceronte.

-¡Ángel!-protesta mi madre, dándole un golpe cariñoso. Yo intento volver a sonreír. Mi madre se sienta en la silla de al lado de mi camilla y me besa la mano. Sus ojos están llorosos, rojos e hinchados. Ángel también los tiene un poco igual. Y yo me siento mal al mirarles, sabiendo que su sufrimiento esta causado por mi persona. No digo que sea mi culpa, porque a cada uno le toca lo que le toca.

-Estan todos ahí fuera-me dice mi madre, con una falsa alegría.-Llevan allí muchísimas horas. Unas cinco o seis.

-¿Y...?-la pregunto, para que me entienda.

-Si, también está-responde mi hermano más rápido.

Suspiro frustrada. Justo lo que quería que no pasara, pasó. Harry va a tener que vivir lo que yo no quería que viviese: mi muerte.
Cada vez que le miraba a los ojos, y veía en ellos ese brillo tan característico de él, mi mundo se venía abajo por imaginar esos ojos sin ese brillo.

Y lo intenté, lo intenté con toda mi fuerza apartarlo de mi lado. Apartarlo de todo esto. Pero fue realmente imposible.

El lo llamaría casualidad, yo en cambio, mala suerte.

-Quiero agua-me quejo al notar mis labios secos.

-Voy yo-Dice mi hermano posando una mano sobre el hombro de mi madre, ya preparada para levantarse.

Cuando marcha de la habitación mi madre se tumba en la camilla conmigo y me abraza fuerte. Besa mi cabello y absorbe por la nariz, intentando secar sus ganas de llorar.

-Mamá, no llores. Ya soy mayor. Se lo que me toca y se como afrontarlo.

-Lo sé, cariño. Se que sabes como hacerlo, pero yo no...-suspira.-Siempre supe que serías una chica de provecho, feliz, y rodeada de gente que la quiere. Ellos te quieren, pequeña, todos los que están ahi fuera.

Yo asiento con la cabeza, cerrando los ojos en su pecho.

-Y toda la vida se acordarán de tí. Pero llegará el momento en que sus vidas sigan su curso y tan sólo seras uno de sus mejores recuerdos de la vida. Pero yo, cariño, soy tu madre y...-la oí sollozar, con un elevamiento y descendimiento de pecho-siempre, escuchame, siempre: todos los días, todas las horas, todos los minutos...Estarás ahí presente.

Apoyé mi barbilla sobre su pecho y la miré, con lágrimas sobre mis mejillas. Me acarició el pelo y lloró.

-Estoy muy orgullosa de la persona en la que te has convertido-sus ojos aguados, llenos de infinito dolor-. Has sido mis mejores 22 años de vida.

-Te quiero, mamá. Nunca pude optar a alguien mejor que tu a mi lado todos los días.

Me besó la frente y lloró desconsolada durante varios minutos. Hasta que ambas cerramos los ojos y dormimos hasta el día siguiente.

**

Vale es una mierda y es triste y es corto. Pero no puedo, no saco tiempo ni inspiración ¿sabéis?

Necesito que me perdonéis, le he hecho corto porque quería y necesitaba subir y no haceros esperar tanto sos. Gracias a las que seguís allí sin protestar y apoyandome en vuestros comentarios. Son unos días extraños vale...¡un besito! Os quieroo

Las jugadas de la casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora