Bobbie POV.
Quiero llorar. Quiero coger aire y no soltarlo. Quiero notar como mis pulmones, llenos de sustancia, permanecen hinchados evitando que mi corazón tenga más espacio. Luego soltar todo el aire de golpe y dejar de sentir una opresión en el pecho.
Quiero llorar, pero no quiero derramar lágrimas.
Quiero sentirme bien.
Quiero estar bien.
No se cuantas horas pasé llorando, ni se cuantas horas me quedé dormida. Sólo se que Alex me estuvo haciendo trenzas un buen rato. E Irene, callada, me abrazó durante otro largo tiempo.
A veces, no eran como yo. Irene era demasiado seria. Alex era demasiado traviesa. Pero hoy me habían dejado llorar en su almohada y la noche había caído sobre el tejado. A penas habíamos intercambiado palabras, solo se oía mi llanto por la habitación. Los chicos estaban preocupados, pero ninguno pasó. Excepto Louis, que chillando como un maldito loco las obligó a dejarme, al menos, cinco minutos con él.
Cerraron la puerta y se sentó sobre la cama, con las piernas como un indio, haciéndome un hueco entre ellas, para que me sentara, apoyando mi cabeza en su hombro, sin dejar un segundo de llorar.
Me recordó a cuando eramos pequeños y yo siempre me caía jugando al escondite y lloraba. Entonces Lou se ponía de esa postura y me acogía entre sus brazos. Al segundo me sentía mejor.
Pero ahora no lo hacía. No me sentía mejor, por desgracia.
No dijo nada. Pero me abrazaba fuerte y me daba la mano. Se lo agradecí. Él era así, sabia que yo me guardaba mis sentimientos para mi misma y no los expresaba. No iba ni a preguntarme que me pasaba. Yo no quería que nadie me escuchara, solo quería sentirme protegida por él.
No sé como al final lograron convencerme, pero bajamos a cenar. No pensaba probar bocado, pero estaría allí. Y esperaba con todo mi corazón que Harry se hubiera marchado.
De hecho, lo sabía.
Me dijeron que se había ido después de discutir, de romper su IPhone en pedazos contra el suelo, y salir disparado con su moto. Liam fue tras él para que no cometiera ninguna gilipollez.
Hay veces que me sorprende el comportamiento de los hombres unos con otros. Liam y Harry a penas podían mirarse a la cara hace unos meses, estuvieron mucho tiempo sin hablarse. y la culpa era mía.
Ahora se juntan y la culpa sigue siendo mía.
¿Por qué no, simplemente me voy, y no vuelve a aparecer más en sus vidas?
Dije que me iba a tomar el aire al jardín. Miré al cielo oscuro y despejado y observé sus estrellas.
¿Por qué no cojo el coche y no aparezco jamás?
¿Qué es lo que me retiene aquí?
Sentí una puñalada en el corazón y caí de rodillas, tendida sobre el césped, llorando desconsolada. Hacía una preciosa noche de verano, y había alguna que otra luciérnaga entre los árboles. Alguien apoyó la mano en mi hombro y me abrazo por la espalda de cuclillas. La colonia de Lou me embriegó los sentidos y yo sólo me aferré a su pecho, dejando salir de mis labios un sollozo.
—No quería dejar de mirarte, cuando he visto que te desplomabas yo...
Me giré y le abracé, sentándonos ambos en el suelo.
—No me dejes nunca—le susurré en el pecho.
—Sabes que no lo haría—me dice, posando un beso sobre mi pelo.
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Las jugadas de la casualidad.
Fiksi Remaja«¿Crees en la casualidad?» Entonces lo miré y lo agarré por el cuello decidida. «A la mierda la casualidad»