[ Brisas de Primavera ]

CAPÍTULO XIII: Haciendo tratos

La visita al Departamento de policías le dejó con un contrariado sentimiento en su interior. Sentado en su auto aparcado a un costado de la calle, JongHyun no podía sentir nada excepto lástima. Estaba aliviado, sí, sorpresivamente, salieron a la luz más verdades de las que esperó, pero no podía sentirse feliz con las otras cosas que se hubo enterado.

La fallida redada tenía un motivo, una razón de ser y, que fuese uno de los propios amigos del sargento Choi quien había articulado dicha venganza, le daba una idea del tipo de persona que HeeChul podía ser. 'Él, él me dijo que si TaeMin no era de él, no sería de nadie...' fue lo que la capitana Kim le había dicho en su confesión.

La misión a la que habían sido invitados como apoyo táctico aconteció meses después. Al parecer, la muerte de su hermana fue lo que había gatillado su retiro de la academia y, aquello no fue más que la excusa que HeeChul había necesitado para buscar lastimar a MinHo. JinKi jamás estuvo dentro de sus propósitos, de hecho, no le importaba, porque MinHo era a quien él quería. En palabras de KaRye, MinHo representaba todo lo que HeeChul siempre había anhelado ser: un buen estudiante, un buen prospecto de oficial, valiente, seguro, confiado y con el amor de TaeMin siendo suyo.

JongHyun tenía ya un sospechoso: Kim HeeChul. Él tenía un motivo para matar a MinHo pero, aun así, tenía que comprobar que él había estado esa noche en la redada, que su familia era la partícipe de todo eso. Ahora, si lograba encontrarlo y hacerle este tipo de preguntas personalmente con una orden de arresto, el Caso Cruzadas podría finalmente, ser resuelto.

Arrancó el auto decidido a marcharse de vuelta a la oficina. La hora de almuerzo ya había pasado y JongHyun ansiaba comer algo y volver al trabajo. Avanzó por las calles, gente caminando por las aceras, el tráfico era lento pero no debería de quitarle más tiempo del normal volver a la fiscalía.

Dobló en el semáforo, los autos pasando a su lado, giró después en una calle estrecha para tomar un atajo cuando al detenerse en un signo pare tras un vehículo, un golpe en la parte posterior le hizo lanzar una maldición y chocar al auto que estaba en frente.

- ¡Pero, ¿Qué...?! – exclamó mirando por el espejo retrovisor, cuando otro golpe le dio duro, desplazándolo hacia adelante - ¡Maldita sea!

JongHyun detuvo el motor, quitando la llave y abriendo la puerta para salir. El conductor del auto de adelante le gritaba furioso, pidiéndole explicaciones mientras agitaba sus brazos, pero JongHyun solo tenía en mente el chofer del auto que le había golpeado, aparentemente, de forma intencional por atrás.

- ¡Hey, imbécil, baja de ahí! – le gritó golpeando la ventana del conductor - ¡¿Que no has visto lo que has hecho?! ¡Mira cómo has dejado mi auto! ¡Baja de ahí!

Sin embargo, nadie respondió a sus golpes ni menos a sus palabras.

- ¡Soy fiscal del distrito, puedo llevarte a la cárcel! ¡Esto que has hecho es un delito, debes responder!

Entonces, la ventana se deslizó automáticamente de forma lenta, permitiéndole a JongHyun ver a un hombre de traje, en su rostro un par de lentes de sol y, en su mano, un arma apuntándole a la cara.

- ¡¿Qué cree que está haciendo?! ¡Soy un fiscal!

- Súbase al auto en calma y nadie saldrá herido...

JongHyun retrocedió, su cuerpo chocando con otro cuerpo. La persona que iba en el auto frente al suyo y al que había chocado simplemente por inercia, ahora le cerraba el paso y le empujaba hacia el hombre que le estaba apuntando.

- ¿Quiénes son ustedes? – preguntó viéndose atrapado.

- Suba al auto Sr. Kim...