CAPÍTULO XXVIII: La Heladería

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Desde la sala en donde estaba sentado esperando con una lata de cerveza en la mano, MinHo sintió pasos acercarse. Alzó la vista y vio que TaeMin venía hacia él, quedándose de pie a unos metros de distancia y luciendo algo cansado.

Luego de lo ocurrido con la presencia de JongIn, al volver al departamento, encontró a TaeMin y al niño jugando en la habitación en donde estaba la caja de juguetes del pequeño. Al verlo, MinGuk corrió a lanzarse a sus brazos, preguntándole una y otra vez si es que todo estaba bien ahora. MinHo sabía a qué se refería con aquello y simplemente le sonrió.

A esa altura de la noche, KaRye había vuelto a su departamento y el Sr. Park estaba en su habitación.

- ¿Cómo está el enano? – le preguntó MinHo con voz suave.

- Dormido – suspiró el castaño - gracias por permitir quedarnos aquí, MinGuk, al parecer tiene una especie de apego contigo, insistió en que quería quedarse

- Entonces, ¿Te vas?

TaeMin le miró confundido.

- ¿Por qué lo dices?

- No lo sé, tal vez porque no querías que me acercase más a ti a o tu hijo, justo después de que tuvimos sexo – le enfrentó – Me parece algo confuso que ahora estés aquí...

- No puedes dejarlo pasar, ¿Verdad? – ironizó TaeMin sonriendo con pesar – siempre tienes que tener la última palabra, igual que antes... no has cambiado nada

El castaño se giró, caminando con intenciones de regresar a la habitación principal.

- ¿A dónde vas?

- A buscar a mi hijo, volveremos a casa. Por lo que veo, no somos bienvenidos aquí

- En primer lugar, yo no te eché hoy en la mañana, tú te fuiste porque quisiste – dijo MinHo incorporándose del sofá para acercársele – Si están aquí, es porque sabes que no tienes un lugar más seguro en el cual estar...

- Y, ¿Qué quieres que te diga? ¡¿Que te dé las gracias por tu generosidad?!

- Simplemente que admitas que me extrañas, que deseas que sea parte de tu vida y, aunque te moleste aceptarlo, que quieres que sea parte de la vida del enano...

- Maldito desgraciado...

TaeMin le ignoró y se giró, caminando por el pasillo hacia la habitación en donde dormía su hijo, justo cuando MinHo le detuvo del brazo y le hizo enfrentarlo otra vez.

- ¡¿Qué quieres MinHo!? ¡¿Qué?! – le preguntó el castaño al borde de las lágrimas - ¡¿Qué buscas con todo esto?!

Al oírle, MinHo le soltó. Sinceramente, ni siquiera él mismo lo sabía. Sí, volver con TaeMin había sido su principal motivación luego de enterarse por casualidad de la reapertura del Caso Cruzadas por parte de Kaito por medio de una confusa llamada telefónica al Sr. Park. Lo que había acontecido después de eso, solo había sido para poder ver al amor de su vida nuevamente.

Y, ahora que lo tenía enfrente, después de haber estado juntos como lo había ansiado por tanto tiempo, cuando TaeMin le preguntó aquello, no supo qué responder. Solo había una cosa de la que MinHo estaba seguro; que no quería lastimar a TaeMin y por la forma en que éste le miraba, con tanto dolor y congoja, se convenció de que estaba haciendo justamente lo contrario, le estaba haciendo daño. De hecho, lo venía haciendo desde que su trabajo había pasado a ocupar un lugar mucho más prioritario que su relación con el castaño.

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