CAPÍTULO XIV: Tan cerca, tan lejos

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Se había quedado dormido, o al menos, eso le hizo creer esa mañana cuando TaeMin se despertó para empezar su día. JongIn había despertado en la madrugada lleno de ansias, ese día, HyunAh le entregaría el dinero que TaeYang le había prestado, pagaría sus deudas, quizás compraría un par de regalos y el resto, lo destinaría a su matrimonio con TaeMin.

Cuando el castaño se incorporó de la cama para ir a la ducha, de espaldas a él, JongIn se hizo el dormido. Al cabo de unos minutos, TaeMin fue hasta él, le despertó y le indicó que se levantase y vistiese mientras iba a preparar a MinGuk y les hacía de desayunar.

Al salir de la ducha, su mente era un atado de nervios; tendría el dinero, tendría el dinero y eso, no hacía nada más que incrementar sus sentimientos de que ese día, sería el mejor que iba a vivir en mucho tiempo. No le gustaba mentirle a TaeMin pero, ahora que finalmente el castaño había aceptado casarse con él, no le podía mencionar de sus problemas financieros. Lo mejor sería usar el préstamo para pagar deudas y hacer como si nunca hubiera pasado nada.

JongIn fue al comedor minutos después, MinGuk bostezaba mientras comía su cereal mientras TaeMin parecía bailar de un lado a otro haciendo café, tostadas, la colación del niño mientras bebía de su té. Entonces, el timbre sonó.

- Yo voy... - se adelantó JongIn, dejando su teléfono celular sobre el mesón de la cocina y saliendo hacia el comedor, extrañado de que alguien buscase tan temprano por la mañana.

Al llegar, abrió la puerta y, cuando vio de quién se trataba, su presión arterial disminuyó considerablemente. Su apariencia dictaba mucho de cómo le había conocido el día anterior; vestía una falda tubo de color gris que remarcaba sus curvas e iba más allá de sus rodillas. Una blusa color palo de rosa y chaqueta a tono, zapatos de tacón oscuros, maquillaje sutil y perfecto peinado con un bolso de diseñador en su mano.

- Tú...

- ¿No me harás pasar?

- S-sí, pasa...

- ¿Quién es? – el grito de TaeMin desde la cocina.

- ¡Alguien de la oficina! – exclamó JongIn - ¡¿Cómo supiste dónde encontrarme?! ¡Que vinieras a mi casa no era parte del trato!

- Cariño, TaeYang te dijo que yo vendría a cerrar el negocio...

- ¡Pero no a mi casa! – añadió molesto, pero tratando que TaeMin no escuchase su conversación.

- JongIn, ¿Quién...? Oh, hola...

Ambos se giraron cuando vieron al castaño entrar a la sala desde la cocina. Vestía un delantal y secaba sus manos con una toalla, a su lado se paró MinGuk, mirándoles con interés.

- Usted debe ser el Sr. TaeMin – dijo la mujer yendo hacia él – Soy Kim HyunAh, socia de JongIn nosotros trabajamos juntos, él me ha hablado mucho de usted...

- ¿Lo ha hecho?

- No se imagina cuánto... - mintió la mujer, sonriendo amable. Entonces, sus ojos adoptaron otro brillo cuando vio al niño junto a su padre. HyunAh se agachó, quedando a la altura del pequeño – Y tú, eres... uhm, ¿MinGuk?

El niño asintió.

- Creo, que he traído algo para ti, ten... - desde su bolso, HyunAh sacó una paleta de caramelo, que le ofreció y fue recibida por MinGuk con una sonrisa – Lamento haber venido, pero tenemos un negocio con JongIn y, hoy me iré de viaje al extranjero así que, disculpen haber venido sin avisar...

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