CAPÍTULO XXXVIII: La Morgue

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No debería sentirse así; tan amado, seguro y satisfecho. Con cada beso de MinHo en su espalda desnuda, con restos de sudor y aun temblando de placer. TaeMin se giró y le quedó mirando, sonriendo perezoso. MinHo le miraba con tanta devoción, como si fuese él, el mejor panorama para ver al despertar.

- No me mires así, me da vergüenza – admitió TaeMin, deslizando sus dedos por el torso desnudo de MinHo.

- No tengo otra forma para mirarte, no sabes lo que esto significa para mí, estar así, contigo...

- Dímelo

MinHo sonrió y se acercó para abrazarlo aún más cerca de su cuerpo, como si quisiera mezclarse con TaeMin y volverse uno solo con él. Lentamente, la sonrisa de MinHo se disipó y sus ojos brillaron de forma hermosa.

- Durante siete años, el mejor sueño que podía tener era que volvía a verte... - le dijo con palabras llenas de emoción – bebía hasta perder la consciencia solo para soñar contigo; soñaba que te miraba a lo lejos y tú me veías, y yo, era tan feliz. Tenerte en mis brazos, poder besarte, tocarte... agradezco no haber muerto

- ¿Cómo pudiste vivir así tanto tiempo?

- No vivía TaeMin, yo, tan solo retrasé el momento de mi muerte; cada día que pasaba era uno que empezaba bebiendo mientras apuntaba mi sien con un arma, y lo terminaba de la misma manera; eso no es vivir...

- ¿Por qué querías matarte? – preguntó el castaño acariciándole el rostro.

- Porque no tenía razones para vivir si no te tenía – dijo MinHo – tú me mantuviste vivo todos estos años, este amor que siento por ti, hizo que no tuviera el valor para jalar del gatillo; todavía no lo tengo y lucho, lucho todos los días para no volarme los sesos

- No, no digas eso, eso...

Con cada ruego, TaeMin depositó besos en sus labios, sintiendo los brazos de MinHo abrazarle por la cintura mientras le correspondía.

- Volver a verte fue mi sueño hecho realidad – susurró MinHo sobre sus labios, con palabras arrastradas y llenas de pasión – Besarte... no sé cómo decirle a eso, es más que un sueño cumplido

- Dime más, más cosas como esas – gimió TaeMin en sus brazos, volviéndose una masilla de súplicas.

- Besar tu piel... - dijo dándole besos en el cuello – tocarte

El castaño se dejó acostar, recibiendo el cuerpo de MinHo sobre el suyo mientras le hablaba al oído compartiendo con él, secretos que solo le pertenecían a ambos. Con los ojos cerrados, TaeMin maximizó cada sensación, su piel siendo invadida por escalofríos que erizaban los vellos de sus brazos.

- Hacerte el amor... - murmuró deslizando una mano entre sus cuerpos, tocando las profundidades del cuerpo de TaeMin – Amarte, que seas mío, solo mío, como antes...

El sol que entraba travieso por la pequeña hendidura que creaba la cortina de la ventana, hizo brillar sus pieles húmedas de sudor y placer. El único sonido en la habitación era el de sus respiraciones ralentizándose con cama movimiento de sus cuerpos; eran suspiros mezclados de besos, suspiros satisfechos que empezaban con cada uno respirando sus pieles y terminaban con besos al borde de la desesperación.

En algún instante, MinHo se escondió en el cuello de TaeMin, amándolo con tanta intensidad que su corazón dolió por el futuro; 'Ámalo como si esta fuera la última vez MinHo; mañana, puede ser tu fin' le recordó la voz que residía en su mente y no se equivocaba. La locura del exilio, le había regalado a MinHo este ser interior que le cuestionaba en todo momento, que lo manipulaba y hacía daño pero que también le decía verdades como esa.

[ Brisas de Primavera ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora