Epílogo, parte 1: Una nueva vida

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- ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?

TaeMin se volteó y miró hacia la puerta, en donde SeKyung le sonreía mientras entraba a su despacho. Sus zapatos de tacón repiquetean con sus pasos mientras avanza hacia él para tomar una foto enmarcada que el castaño tiene sobre su escritorio y entonces envolverla en papel de un viejo periódico y así colocarla dentro de una pila de cosas al interior de una caja.

- Debo hacerlo

- No te pregunté eso...

El castaño suspiró, dejando sobre el casi vacío escritorio una pila de libros que tenía por guardar.

- Hay días que pienso que me arrepentiré de esta decisión; este lugar, este trabajo ha sido parte de mi vida y lo amo – le explicó sin poder evitar sonreír con orgullo – Siempre quise ayudar a las personas y siento que aquí lo hice...

- Entonces, ¿Por qué te vas?

- ...y luego, cuando pienso eso – continuó hablándole, ignorando la pregunta que su colega le había hecho – me siento terrible, un mal padre, porque sé que mi deber ahora es estar con mi hijo y mi familia, MinGuk me necesita y yo, yo dejaría todo solo para estar con él y así poder cuidarlo, verlo crecer y ser feliz...

- Pero ¿Qué hay sobre tú felicidad?

- Soy feliz, dejar todo esto sabiendo que es por un bien mejor, me hace feliz

- ¿Por qué entonces luces tan triste?

TaeMin no se dio cuenta del momento en que SeKyung se acercó tanto, que pudo posar su mano cariñosamente sobre la suya. Él le miró y notó que su compañera de trabajo desde hace años le daba esa mirada que decía; "A mí no me puedes engañar".

Y es que SeKyung era tan buena leyendo a las personas. Había sido ella, quien luego de que TaeMin regresase de Japón, le había dado la oportunidad de trabajar en aquella consulta haciendo un reemplazo a una psicóloga que estaba con post natal. TaeMin era un tanto inexperto aún y por consejo de JinKi, había accedido a trabajar con la cartera de pacientes de ShinHye. Los meses pasaron y la joven madre había regresado, pero habían sido tantos los pacientes que evolucionaron favorablemente bajo la atención de TaeMin, que las socias de la consulta le ofrecieron un puesto con un contrato indefinido.

Y así los años pasaron, hasta este momento en donde por decisión propia, TaeMin había renunciado y se hallaba ahora, guardando sus cosas en cajas de embalaje.

- Estoy agradecido – le respondió TaeMin – por haberte conocido a ti y a ShinHye, por haber trabajado aquí y, bueno, no puedo evitar ponerme un tanto melancólico, pero sé que hacer esto es lo correcto. MinGuk me necesita...

- No puedes protegerlo para siempre

- Lo sé, pero mientras pueda, estaré con él, tengo... - el castaño suspiró - ...tengo muchas cosas que debo hacer por él

SeKyung le sonrió con un dejo de tristeza en su rostro. Cuando TaeMin había ido hace un mes atrás a dejarle una carta con su renuncia, ella se había sorprendido y tratado de convencerlo de lo contrario. Pero TaeMin estaba decidido y, por más que ella había intentado de hacerlo cambiar de parecer, era una decisión que el castaño no iba a poner en duda.

Pero lo entendía. Ella comprendía los motivos que TaeMin tenía para dejar su trabajo y empezar una nueva vida junto a su hijo. MinGuk estaba teniendo problemas, muchos de hecho y que TaeMin estuviese dejando su trabajo para cuidar de él, significaba lo desesperado que estaba por cuidar de su hijo y estar a su lado cuando lo necesitase.

[ Brisas de Primavera ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora