CAPÍTULO XLV: El Pago

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Hace pocos minutos que el Sr. Park había llegado con lo que había acordado traer. Le había tomado cuarenta horas desde que se había ido del departamento de TaeMin. Fue la misma cantidad de tiempo que nadie supo de él; el hombre ni siquiera había llamado para avisar cómo estaba o del estado de su misión.

Finalmente, casi a mediodía, había aparecido en la puerta del departamento de TaeMin. JinKi y MinHo le había acompañado al estacionamiento subterráneo y luego todos, subieron nuevamente al departamento, acarreando consigo las siete maletas negras llenas de dinero.

El trámite entonces había sido exitoso. El Sr. Park había ido al banco e hipotecado todas las propiedades que MinHo poseía. De ese modo, había obtenido los siete millones que los secuestradores a cambio de la vida de MinGuk e incluso ganado un excedente que terminó depositando en una cuenta bancaria a nombre de MinHo.

TaeMin fue el más contento de todos, quien le agradeció al hombre inglés y luego a MinHo, que desde el día que el Sr. Park se había ausentado, mantenía una extraña distancia con el castaño. MinHo había cambiado, sin duda alguna las palabras del secuestrador seguían afectándolo y aquel era el motivo de su cambio hacia TaeMin. El castaño por supuesto se había percatado de aquello, pero, con el apremio de saber si el Sr. Park conseguiría o no el dinero, prefirió ignorar lo que le sucedía a MinHo. Ahora que tenían el dinero, todo debían ser distinto, ¿O no?

MinHo suspiró.

Eran cerca de las cuatro de la tarde. KaRye y JongHyun se habían ido a sus respectivos departamentos y en el lugar, solo quedaban él, TaeMin que dormía una siesta, JinKi que miraba la televisión sentado en el sofá de la sala y el Sr. Park que preparaba la cena en la cocina.

MinHo estaba de pie junto al ventanal de la sala, las maletas con el dinero esperaban en un rincón del lugar. Mañana debían concretar los detalles de la entrega y entonces, tendrían a MinGuk de regreso. Pero, había algo que lo tenía incómodo. Desde que el Sr. Park se había aparecido con el dinero y una flamante sonrisa orgullosa y satisfecha en el rostro, MinHo tuvo una sola intuición: ¿Por qué todo esto le resultaba tan... fácil? No podía ser tan simple.

Simplemente, los secuestros no funcionaban así.

Después de casi quince días con MinGuk secuestrado, lo único que los tipos les exigían era ¿Dinero? Si JongHyun acertaba con su suposición de que los secuestradores eran las mismas personas que habían matado a su equipo y eso, sumado a la pista de que eran narcotraficantes, pedir dinero era un absurdo porque debido a sus negocios ilegales, esta gente ya debía tener bastante dinero a su haber.

Sencillamente, pedir dinero no era algo lógico sino algo más bien, redundante.

MinHo se había pasado esos dos días desde que el secuestrador hizo esa petición telefónica, pensando en aquello. Y con cada hora que pasaba, se convencía más de que no estaba equivocado con sus propias conclusiones. Obviamente, no podía decirle a TaeMin y menos a KaRye. JongHyun tampoco era una opción, pero JinKi.

- ¿MinHo...?

Éste se giró cuando oyó a su amigo llamarle.

- ¿Qué te pasa? – le preguntó el mayor.

- Y-yo, estoy pensando...

- Así veo, te sale humo por la cabeza – bromeó JinKi - ¿Está todo bien?

MinHo suspiró, debatiéndose si decirle sus aprehensiones o no. Tal vez. No, mejor sería guardar silencio.

- Tan solo, estoy pensando en lo que pasará mañana... - le dijo – debemos entregar el dinero y ellos nos darán al enano. Supongo que estoy nervioso

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