CAPÍTULO XLIV: Algo bueno

330 58 32
                                    

Estaba agotado. Últimamente esa era su tónica del día a día, pero no lograba entender por qué siempre que iba al departamento de TaeMin, sentía un peso enorme en los hombros al salir de ahí. La gente que rodeaba al castaño era tan tóxica como podía serlo y, lo más curioso de todo, es que TaeMin parecía no darse cuenta de aquello.

Estaba adolorido, necesitaba analgésicos y haberlos olvidado en su departamento, lo ponían de muy mal humor. Cuando la tarde cayó sobre la ciudad y ya no tenía sentido seguir ahí, JongHyun se excusó y se marchó del departamento de TaeMin. Se subió a su auto y manejó con un solo destino en mente; su departamento.

Pero cuando detuvo el motor del auto y descendió de éste, miró a su alrededor y notó en dónde estaba. El edificio tenía pocas luces encendidas, claramente eran las pocas personas que podían estar trabajando en ese turno. ¿Qué estaba haciendo ahí? JongHyun no comprendió en qué momento comenzó a manejar en dirección a la morgue.

KiBum. No lo veía desde que se había encontrado con él y BaekHyun en su departamento, hace ya una semana. Se habían comunicado telefónicamente en un par de ocasiones, pero, entre el trabajo del doctor y su propia investigación, no lo había vuelto a ver.

Qué más daba. Ya que estaba ahí, JongHyun aprovecharía de saludar al doctor y ponerse al día con él, después de todo, KiBum le estaba ayudando en sus propias investigaciones y algo de amistosa fraternidad no estaría nada de mal.

JongHyun caminó hacia el interior del edificio, saludando a la persona en recepción quien, al reconocerlo, le dejó pasar sin mayores problemas. Como ya sabía hacia dónde ir, no le tomó mucho tiempo llegar hasta el piso en donde KiBum trabajaba. Al avanzar, vio luces de los laboratorios encendidas con gente trabajando en éstos y saludó a uno que otro empleado que se fue topando en el pasillo a medida que avanzaba.

Cuando llegó a su destino, llamó a la puerta, sorprendiéndose de que estaba medio abierta. Silente la empujó y entonces, se vio sonriendo cuando lo vio. KiBum estaba sentado tras su escritorio, con la mitad de su cuerpo apoyado en la superficie del escritorio, los brazos cruzados bajo su rostro mientras dormía placenteramente. No parecía una posición muy cómoda, pero JongHyun pudo notar los rastros de cansancio en KiBum; las bolsas oscuras bajo sus ojos, su pelo alborotado, sus leves ronquidos que escapaban por su boca medio abierta. Eso sin mencionar la botella de soju vacía que había ahí.

- Durmiendo a causa del alcohol después de una sola botella... - murmuró para evitar despertar a KiBum - ...no me sorprende, no te ves del tipo de persona que aguanta bien el alcohol...

Cuidadosamente cerró la puerta y se internó en la oficina. No podía dejar a KiBum ahí, al menos podría despertarle y ayudarlo a que se acomodase en el sofá que tenía en la oficina para que durmiese más cómodo. Sí, eso haría. JongHyun caminó hasta él y puso su mano sana sobre el hombro del rubio.

- Hey, KiBum... - le susurró moviéndolo – Despierta

Pero nada, el doctor no reaccionaba. JongHyun se puso de cuclillas, alcanzando la altura de KiBum para seguir insistiendo.

- KiBum, despierta...

- ¿Ah...?

Lentamente, KiBum abrió los ojos, sonriéndole con pereza. "Ah, maldita sea" pensó JongHyun cuando la misma sensación que sintió cuando KiBum lo fue a visitar al hospital, se repitió en su interior. De pronto sintió su corazón latiéndole en la zona de su garganta y todo porque KiBum le sonreía con los ojos adormilados.

- Eres tú, JongHyun – le habló, regalándole un dejo de hálito alcohólico que JongHyun no se perdió – Al fin vienes, te extrañé tanto ¿Sabías? Quería verte...

[ Brisas de Primavera ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora