CAPÍTULO XXXVI: Errores, parte 3

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No le costó nada saber dónde estaba JongIn hospedándose. Solo necesitó volver al laboratorio de BaekHyun y pedirle que buscase a una persona. El chico, con todas sus habilidades, dio con la tarjeta de crédito de JongIn y de ese modo supo en qué hotel estaba.

Afuera, sentado en su auto aparcado a una cuadra del lugar, JinKi razonó los motivos que lo habían llevado a ese sitio a esa hora del día; aún no era mediodía. "Averigüe dónde se está escondiendo el Sr. Kim JongIn y tráigamelo, pero sin que el Sargento Choi se entere. Cuando lo haga, me terminaré por convencer que usted no es un hombre que se pueda manipular fácilmente" le había dicho el Fiscal y él, sabiendo que aquello era lo correcto por hacer, estaba a la espera de armarse de valentía e ir a buscar a la persona que hasta hace poco tiempo, consideraba un amigo.

Confundido restregó ambas manos por su cara, apoyando los brazos en el manubrio de su auto. Una vez que llegase a la habitación de JongIn, ¿Qué iba a decirle? No quería enfrentarlo ni tampoco juzgarlo o hacer venganza por haber violentado a TaeMin. Él no era quién para tomar un bando o hacer justicia por una situación, para eso estaba el Fiscal Kim. Pero nuevamente, las sospechas de JongHyun sobre el vínculo de JongIn con los prestamistas ilegales, la potencial relación que podría traducirse en que fueran las mismas personas que mataron al equipo de MinHo, no posicionaban a JongIn como la persona del año.

Pero JinKi era un hombre justo y honesto, todos quienes le conocían recalcaban esas virtudes en él y, no quería decepcionarles. Por eso descendió de su vehículo y cruzó la calle. Entró al hotel y se dirigió a la recepción. Ahí preguntó por la habitación de JongIn diciendo que era un amigo cercano que iba a visitarlo, cosa que no era mentira. Con las indicaciones dadas, fue hacia los ascensores y emprendió su rumbo.

Cuando el elevador se detuvo, salió al pasillo buscando el número de la habitación y, cuando llegó, respiró hondamente y golpeo la puerta. Desde el interior no hubo ruido alguno. Volvió a insistir golpeando la puerta.

- JongIn, soy yo, JinKi... - habló cuando los segundos se extendían de forma incómoda – Solo quiero que conversemos, estoy solo, abre la puerta

Pero nada. JinKi volvió a golpear y la respuesta era la misma; nadie iba a atender.

- JongIn, por favor, hablemos como amigos. No vengo a juzgarte ni a amenazarte con nada, solo quiero que conversemos como adultos

Otra vez JinKi llamó a la puerta, ésta vez más fuerte y definitivamente, nadie respondía. Confundido, volvió al ascensor, devolviéndose al lobby del hotel. Al llegar, caminó hacia la recepción en donde la mujer que atendía, le recibió con una sonrisa.

- Señor, ¿Puedo ayudarle en algo?

- Sí, mire, usted me dijo que Kim JongIn estaba en su cuarto, pero he llamado a su puerta y no me atiende...

- Revisaré Señor, permítame

La mujer tecleó un par de veces, su mirada en la pantalla de la computadora para luego desviarla hacia él.

- Efectivamente, el Sr. Kim sí está en su cuarto. Registró su ingreso a la habitación hace dos noches y no ha salido; avisar las salidas y las llegadas son parte del reglamento del Hotel

- Pero no me abre la puerta, ¿Podría llamar a su habitación?

- Por supuesto...

Nuevamente, la recepcionista hizo lo que JinKi pedía y tomó el teléfono. Tecleó y esperó. Cortó la llamada e insistió, su sonrisa volviéndose algo confundida, cuando aparentemente, nadie contestaba.

[ Brisas de Primavera ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora