Epílogo, parte 2: Otra oportunidad

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La última vez que le había visto, había sido en el funeral de la Capitana Kim. No tenía ni idea de que iba a ir, tal vez había pensado que su presencia ahí era por alguna especie de compromiso silente o modales de una buena crianza. Probablemente, que KiBum hubiese ido al funeral de KaRye, se debía a las mismas razones por las que él también había ido; necesitaba convencerse de que la muerte de KaRye era real y no una especie de pesadilla a la que había sido arrastrado.

En aquel momento, la discusión con KiBum se seguía repitiendo en su cabeza; la forma en que el rubio doctor le había gritado, el miedo en sus ojos, el temor a los sentimientos que JongHyun sabía, KiBum también estaba comenzando a sentir.

"¡Yo no quiero ser solo tu premio de consuelo! ¡¿Entiendes?!" le había dicho KiBum antes de irse de su despacho y, lo que JongHyun nunca supo responderse en los años posteriores, era qué fue lo que hizo mal como para que KiBum creyese aquello de él. JongHyun jamás lo había considerado un premio de consuelo o un pañuelo de lágrimas a sus desventuranzas, KiBum era mucho más de lo que JongHyun había creído que sería.

Quizás era la inexperiencia del chico o su honestidad sin censura lo que le atraía de él. Tal vez eran sus ojos soñadores, las ganas de vivir cosas que jamás había podido experimentar, los deseos de ser él, quien le mostrase a KiBum lo mucho que se estaba perdiendo por vivir. Pero, después de todo, ¿Quién era él, en la vida de KiBum, como para tomarse aquellas atribuciones?

Probablemente, KiBum no había querido culparlo de algo que JongHyun jamás había pensado de él, a lo mejor, lo que KiBum realmente había querido decirle, era que tenía miedo de tener algo con él porque quizás, se sentía presionado por las ansias que JongHyun tenía de darle algún significado a su vacía vida. Si, quizás, ese era el motivo por el que KiBum se había alejado de él.

Lo del funeral de KaRye solo había sido algo que había surgido por las circunstancias. El entorno era triste, lúgubre, la familia de la capitana lloraba su muerte, sus amigos y compañeros de trabajo lamentaban su pérdida y, aunque hubiesen discutido, JongHyun de pronto se vio abrazando a KiBum porque sabía que, de alguna forma u otra, ambos necesitaban consuelo.

Ambos necesitaban ser reconfortados y no por la muerte de KaRye, sino que por sus propias pérdidas; por KiBum que siempre había ansiado en la mujer una amistad, por no haber podido ayudar a MinHo y tampoco sido más insistente en impedir que cometiese aquella locura que había significado su muerte, porque era demasiado sensible y no podía controlar la tristeza que de pronto compartía con quienes de verdad tenían motivos para estar tristes. Y para JongHyun, tener a KiBum abrazado a su cuerpo había sido la única oportunidad de poder sostenerlo sin que hubiese nada más entre ellos excepto ese momento; en donde no había pretensiones profesionales, familiares o sociales, en donde sentirse expuesto y tan, simple, era lo mejor que KiBum le daba. Con el rubio doctor necesitándole en ese momento, JongHyun pudo verdaderamente convencerse de que era él, el tipo de persona que necesitaba en su vida, no porque lo harían sentir mejor consigo mismo, sino porque ese sentimiento de simpleza era lo que JongHyun añoraba con tantas fuerzas. Quería sentirse necesitado por alguien más, quería ser el soporte de otra persona, quería ser el hombre cuyos brazos fueran el consuelo de alguien más.

Y ese alguien más, luego del funeral, nunca más respondió sus llamadas telefónicas. KiBum, de forma muy diplomática, se había encargado de hacerle entender que lo quería lejos de su vida. Nunca estuvo disponible cuando JongHyun lo llamó a su trabajo. Nunca contestó sus llamadas o mensajes que JongHyun le dejó a su teléfono personal.

Cuando un crimen ocurría y JongHyun anhelaba que fuera KiBum quien hiciese los peritajes en la escena, siempre era otro doctor el que iba.

Y así el tiempo fue pasando, los días, las semanas, los meses y los años en que KiBum parecía haberse esfumado de su vida de la misma manera en la que había llegado: sorpresivamente, inesperadamente, silenciosamente. JongHyun nunca más supo de él.

[ Brisas de Primavera ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora