Irina se acurruco en la cama absorta en sus pensamientos. Ese hombre no podía ser su padre, ella recordaba claramente que los padres de sus amiguitos eran hombres divertidos que los llevaban al parque y a tomar helados, algunos eran algo gruñones pero nada comparado con ese hombre que nada más hablar la había hecho temblar de miedo.
"— Mamá ¿Por qué mis amigos tienen Papá y yo no? — Pregunte aquella vez que volvíamos del maternal.
Mamá algunas veces me dejaba en ese lugar cuando no podía cuidarme en casa y Nona estaba de vacaciones o enferma.
— Porque a veces los Papás no viven juntos, como le pasa a tu amiga Isabella — Respondió ella.
— Pero Isa visita a su Papá en vacaciones — Puntué yo sin comprender muy bien. — ¿Por qué yo no puedo hacerlo?
— Porque tu padre vive muy, muy lejos y tendrías que dejarnos a nosotros por largo tiempo — Contesto ella presa de una profunda tristeza. — ¿Tu quieres conocerlo?
— ¡No! — Chille. — No quiero un Papá si tengo que dejarlos a ustedes — Zanje y Mamá rio antes de cargarme."
Aun seguía pensando lo mismo, no quería un Papá. Quería a su Mamá, a Nona, a sus animalitos, a sus amigos y a su casa. No quería estar allí y no podía hacer más que sollozar. Lloro y lloro hasta que volvió a dolerle la cabeza, entonces escucho que la puerta se abría de nuevo y no tardó en girarse asustada pensando que podría ser ese hombre de nuevo...
Pero en su lugar entro un chico alto y delgado de cabello corto y castaño y ojos verdes. Era más grande que ella eso seguro. Pero su temor se esfumo al ver a la pequeña bola de pelos que traía en los brazos.
— ¡Max! — Chillo saltando de la cama.
Pero antes de tomar al cachorro, miro con temor al chico, no sabía quién era ni que podría hacerle. Este sonrío y le entrego al cachorro al ver que ella no se acercaba.
— ¿Es tuyo? — Pregunto el chico en italiano y ella asintió acariciándolo. — Es muy tierno, estaba seguro que el tío Berni lo trajo de tu casa, me prometió un perrito y me trajo al tuyo. — Dijo el chico con una sonrisa.
— Que bueno que estas bien... Pensé que te había perdido también — Le hablo ella al cachorro acariciándolo con ternura.
El chico la observó con curiosidad, Irina era muy pequeña y vestida con su pijama se veía tan indefensa, noto las mejillas rojas y pegajosas de la niña por haber estado llorando y no tarde en agacharse frente a ella para limpiárselas con un pañuelo.
— A Papá no le gusta que lloremos, dice que nos hace débiles. Sera mejor que no lo hagas más o se enojara. — Le aconsejo y ella asintió insegura — Se que es difícil pero debes hacerlo — Aseguro él.
— ¿Quién eres tú? — Pregunto ella.
— Mi nombre es Liam. Y estoy casi seguro de que soy tu hermano... Aunque eres un poco pequeña, yo tengo doce ¿Y tú? — Pregunto curioso.
Ella le mostró cinco dedos con timidez ¿Su hermano? No sabía que tenía un hermano... Un ruido alerto al chico que rápidamente intento quitarle al cachorro pero ella no se dejo.
— No me lo quites por favor — Rogó, Max era el único que quedaba de sus seres queridos.
— Debo llevármelo o te lo quitaran. —Dijo el chico aceleradamente, ella lo miro confundida. — Aquí las cosas son así. Si quieres algo te lo ganas, yo me gane una mascota y mi tío me lo trajo... Sé que es tuyo y no te lo quitare pero si saben que es tuyo te lo quitaran porque aun no has hecho nada... Pero si no dices nada y haces como si no supieras nada del cachorro podrá quedarse — Dijo el chico y ella lo miro preocupada.
Tenía miedo de confiar en él y que luego no le devolvería a Max, pero el chico había sido el único que la había tratado cariñosamente en ese lugar...
— Esta bien — Acepto y le dio al cachorro.
— ¡Genial! Ahora debo irme antes de que me vean, ya no llores más y prepárate para la cena, nos veremos allí. — Se despidió Liam antes de salir y dejarla sola nuevamente.
Irina suspiro contrariada, no podía hacer nada. Fue al armario y encontró dos enormes cajas apiladas que doblaban su tamaño. Bien, debía arreglárselas sola. Se puso de puntillas e intento tirar de una de las cajas pero tiro con tanta fuerza que la caja pronto se le vino encima y el contenido se desparramo por todo el lugar. Era un desastre, pero como todo niño su curiosidad fue mayor y comenzó a observar cada cosa que había caído fuera de la caja, allí estaban algunas de sus ropas y juguetes, era muy pocos comparados con los de su habitación, pero allí estaban.
Se acerco a la otra caja y la abrió encontrándose con cosas para el baño y sabanas para la cama además de una gruesa colcha purpura. Saco un vestido azul y unas sandalias que habían y a pesar de que le fue difícil hacerlo se vistió, el resto de las cosas las guardo lo mas ordenadas que pudo dentro de la caja y la empujo con sus piernas hasta quedar debajo de la cama.
Su madre la había acostumbrado a mirarse en el enorme espejo de su cuarto para saber si estaba bonita, pero en ese lugar no había nada ni remotamente parecido. Pero antes de que pudiera curiosear en la habitación la puerta se abrió de golpe y el hombre que decía ser su padre entro en la habitación.
— Veo que me has obedecido. Bien — Hablo con seriedad, ella simplemente asintió. — Sígueme — Dijo y salió de la habitación.
"Mamá nunca me hablo así, sus palabras fueron como ácido en mi corazón. Mire mi mano y las lágrimas se aglomeraron en mis ojos, Mamá y Nona siempre me llevaban de la mano o cargada. Pero no debía llorar, Liam me lo había advertido. "
Irina siguió en silencio al hombre, sus pequeñas piernas temblaban de miedo pero al salir de su habitación se distrajo observando el lugar, era igual que su habitación. Las paredes eran de una tonalidad amarillenta pero seguía siendo un lugar oscuro y húmedo, el pasillo amarillento se extendía hasta unas puertas junto a unas escaleras de cemento. El hombre abrió las puertas de madera oscura y entro junto a ella.
Dentro había una enorme mesa de madera oscura y el lugar se veía mucho mejor, las paredes seguían siendo de cemento pero estaban pintadas de verde y blanco además de tener suficiente iluminación. Observo la mesa y contó a diez personas, se sorprendió al ver allí a Liam, estaba sentado con el cachorro en sus piernas.
Él la miro pero hizo como si no la conociera, no le sonrío ni nada parecido.
— Familia, ella es Irina. Mi hija... — Hablo el hombre y todos los presentes lo miraron. — Irina ella es mi esposa Regina. — Dijo el hombre señalando a una mujer que la miro con seriedad — Mis hijos Axel y Lucas —Señalo a dos chicos exactamente iguales que le parecieron curiosos. — Liam y Sarah — Termino de presentar a los últimos dos chicos.
Para Irina la familia era muy curiosa, Regina la observaba con recelo. Irina no lo sabía pero esa mujer la detestaba. Los chicos Axel y Lucas la miraron con una sonrisa, eran exactamente iguales cosa que le pareció muy extraña pues nunca había visto a unos gemelos en la realidad. Liam ahora si le sonrío ampliamente y la chica junto a él, Sarah, la miro con el ceño fruncido y una mueca como si su boca fuera el pico torcido de un pato.
Luego de que el hombre se callara, las otras personas se levantaron automáticamente.
— Ellos son mis segundos al mando. Santiago, Matías, Bernardo, Sofía y Paula — Los nombró mientras cada uno la miraba con un asentimiento de cabeza.
"Observe a aquellas personas en la mesa... Para mí era como una confirmación de que nunca más volvería a ver a mi familia, estas personas eran extraños para mí... Pero debía ser fuerte y valiente como dijo Mamá. "
— Mucho gusto conocerlos — Contesto la pequeña con una sonrisa forzada.
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Irina. Bienvenidos al infierno
ActionIrina era tan solo una niña cuando debió enfrentar la muerte de su madre... Sin nadie que la protegiese no tuvo más opción que convertirse en uno más de los peones de su padre, un hombre sin escrúpulos que no dudara en dañarla para su beneficio. Atr...