Capitulo. 10

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El sol brillaba con fuerza sobre ambas chicas, se encontraban en Lanai, una preciosa isla de Hawái. Durante los tres años que habían transcurrido, la relación entre Ruth e Irina llegó al punto de convertirlas en amigas muy cercanas, la morena veía a Irina como una hermana y le estaba eternamente agradecida por sacarla de ese infierno, por su parte Sebastián no tuvo más opción que cumplir con todas las peticiones de Irina y las casas de prostitución fueron cerradas en poco tiempo, al menos de las que él sabía... Incluyendo las de su hijo Lucas. Como era de esperarse el chico se enfureció con él y termino por alejarse por completo de la familia.

Ni siquiera conocían su paradero.

Sebastián no había podido controlar a Irina como él hubiera querido, a la chica no le importaba nada de lo que le quitara a excepción del viejo Max y al no ser de ella si no de Liam no podía hacer nada... Incluso sus estudios dejaron de importarle mucho y a Sebastián no le convenía quitárselos, en cuanto a los estudios de Liam tampoco podía hacerlo pues el chico seguía haciendo trabajos para él.

Irina se le había salido de control completamente y no podía hacer nada para cambiarlo, al menos la chica no había pedido nada más. Cansado y estresado por los últimos tres años decidió llevarse a la familia que le quedaba de vacaciones, así que allí se encontraba en las paradisiacas playas de Hawái.

— Irina, Ruth — Llamo Liam. — Hora de comer chicas — Anuncio con una sonrisa en cuanto llego a la playa.

Ambas atendieron a su llamado, Ruth por su parte bajo levemente sus gafas de sol y se lo comió con la mirada entretenida, Irina al notarlo le dio un codazo sin disimular. Era su hermano después de todo.

Liam era todo un hombre, su cabello castaño había crecido y se ajustaba a su rostro de una forma desordenada dándole un toque rebelde... Aunque para Irina el chico no era nada rebelde. Llevaba solo unos shorts playeros y estaba bronceado por el tiempo que llevaban allí. Las chicas se levantaron de las hamacas y lo siguieron hasta la casa entre risas y bromas, esta era más pequeña que la de Brasil pero más que suficiente para ellos pues por primera vez Sebastián había decidió viajar sin sus hombres.

Cosa extraña, pero sin duda liberadora.

Se internaron en la casa y sin demora se sentaron a la mesa donde ya se encontraba servida la comida, Sarah estaba en un extremo intentando calmar a Eva, su hija... Pues sí, la chica había cometido el error, según ella, de embarazarse y ahora tenía a la pequeña niña; niña que cuidaba Regina ya que Sarah vivía en las discotecas con sus amigos.

— Oh por Dios, podrías callarte ya — Pidió la chica comenzando a molestarse, Regina había salido de compras y Sarah no tenía otro remedio que cuidar a la niña.

— Dámela — Pidió Liam y Sarah no lo dudo ni un segundo.

Se la paso y en cuanto Liam la cargo Sarah huyó hacia la puerta, desaparecería otra vez. Sebastián llego entonces a sentarse a la mesa topándose con Sarah y no tardó en tomarla con fuerza del brazo al ver lo que pretendía, la arrastró de regreso a la mesa y la sentó a pesar de sus quejas. Todos comieron en silencio pues a pesar de que Sebastián deseaba que su familia hablara, contara su día y riera en la mesa como en una película, él mismo se había encargado de que no fuera así.

— Saldré, no me esperen — Anuncio Sarah antes de salir casi corriendo lejos de la mesa.

— Sarah— Llamo Liam que aun tenía a la bebe pero esta solo lo ignoro. — Bueno... Estarás mejor conmigo — Suspiro jugando con la pequeña.

— Eres demasiado noble Liam — Hablo Irina sin ninguna emoción.

— Irina — Regaño Sebastián pero ella lo ignoro comenzando a hablar con Ruth.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora