Epílogo

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Las suaves olas mecían el bote de lado a lado tranquilamente, Irina tomaba el sol mientras revisaba los papeles que necesitarían para la frontera Española. Axel se había encargado de todo y se lo agradecía, incluso tiño su cabello para parecerse más a Eva, cambiarían sus nombres y gracias a su hermano, Ruth y Michael podrían vivir tranquilamente un tiempo sin que las autoridades sospecharan.

Incluso se aseguraron de que Alexander fuera atendido en el mejor hospital para tranquilizar a Irina. Estaba segura de que seguía con vida cuando partieron en el bote, pues se había asegurado de herirle cerca del corazón pero sin que fuera de gran gravedad. Sin embargo le era imposible no preocuparse por él.

"Seguramente me odiara en este momento"

Pero no podía seguir así. Una vida las esperaba y ella debía estar completamente en sus cávales si quería darle a Eva la mejor vida posible. Le tomaría tiempo... Pero intentaría hacer todo en sus manos por concentrarse en Eva y obviar su dolor. Abrumada sacudió la cabeza y se concentro en Eva que jugaba felizmente en la cubierta del barco con sus muñecas, el verla la llenaba de la paz que necesitaba.

"Tal vez jamás me perdone el haberla usado de rehén"

La pequeña sufría de terrores nocturnos, tristemente sus traumas no se irían tan fácil, le tenía pánico a las armas e incluso a ella, ya no podía abrazarla pues enseguida se asustaba... Su único consuelo es que le daría una nueva vida donde se aseguraría que nada le pasara a esa niña. Estaba decidida a alejarse por completo de su vida pasada para mantenerla a salvo.

Sabía que para ella los horrores pasados no desaparecerían pero al menos ahora intentaría comenzar de nuevo, donde pudiese al menos disfrazar esos horrores. Encerraría en lo más profundo de su corazón todos los sentimientos que casi la llevan a la locura.

La sonrisa de Alexander de pronto surco su mente y no pudo evitar sonreír con tristeza...

— Eva ten cuidado linda. Si algo se cae al agua no podremos recuperarlo — Advirtió al ver como la niña sacaba juguetes de uno de los bolsos.

— ¡Tita mira! — Grito la niña llamando su atención — Alex me lo trajo — Chillo la pequeña.

En cuanto Irina diviso el gran Minion sintió una gran opresión en su pecho. La niña corrió por todo el lugar jugando con el peluche. Irina no podía ni contestarle necesitaba olvidarle o la culpa y la tristeza la matarían. Pero de pronto una hoja salió de la ropa del peluche y voló hasta sus pies.

La chica, atónita, leyó una y otra vez su nombre escrito en esa hoja. Sin poder evitarlo sus manos comenzaron a temblar, pero aun así decidió desdoblar la hoja y sus ojos no tardaron en cristalizarse. La vieja y cristalizada hoja pertenecía a su libreta policial, aquella en la que había escrito durante el interrogatorio del hospital... La primera vez que se conocieron.

Se trataba de una descripción vaga, sin embargo al final de la hoja algunas palabras llamaron su atención.

"Esto fue lo primero que pensé de ti al verte. Sin embargo ahora se lo fuerte que eres... Ese día tenías razón. No eres un demonio, eres solo una chica muy fuerte, valiente, y aunque ni tú misma quiera creértelo. Tienes buen corazón.

Eres y serás por siempre nuestra heroína."

Irina arrugo el papel contra su pecho sintiendo como su corazón se retorcía al igual que esa débil hoja. No sabía si podría olvidarle, pero no se arrepentía de alejarlo, al menos por ahora. Debía cambiar, debía olvidar.

"Junto a mi no estarías seguro... No aun."

Estaba decidida a comenzar una nueva vida y tal vez con el tiempo, si el destino era lo suficientemente bueno, podría encontrarse al menos una vez más con él.

"Esto aun no ha acabado"

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora