Irina caminaba por el lugar revisando cada escondrijo en busca de Alexander, conocía cada rincón de esa casa así que era imposible que pudiese ocultarse de ella. Estaba muy enojada con él por irse por su cuenta, ¿Le costaba mucho quedarse quieto mientras ella resolvía sus propios problemas? Entendía que tuviese miedo pero no tenía tiempo para lidiar con él ¿Es que no se daba cuenta de la situación en que estaban metidos? Podían matarlo de un disparo si lo veían merodeando por el lugar. Para ser policía era bastante tonto, o eso pensaba ella. Harta de dar vueltas por el lugar arriesgándose ella misma a recibir un disparo de algún guardia novato, decidió ir al frente de la casa; dudaba realmente que fuese a estar allí pues era ridículo intentar escapar por la puerta grande, pero cuál fue su sorpresa cuando lo diviso intentando abrir la puerta de un auto.
— ¿En serio piensas que es tan fácil escapar de aquí? — Pregunto procurando que su voz no fuera escuchada por ningún guardia. — Si fuera así yo ya no estaría aquí.
El pobre chico dio un ligero respingo al escucharla, asustado se giró como si de un cachorro acorralado se tratase. Estaba asustado, para que negarlo; no quería morir allí y había presenciado lo suficiente para saber que esas personas eran sumamente peligrosas. Irina sonrió divertida en cierto modo por la cara del chico.
— Mira no se qué clase de familia extraña tengas, pero yo no quiero ser parte de nada de lo que pase aquí. Solo quiero irme. — Intento razonar, rogando por qué aquella faceta de la Irina buena y divertida que conoció le permitiera irse.
La muchacha lo observó por un par de segundos, parecía analizar la situación. Finalmente y causándole un escalofrío, le sonrió ligeramente dedicándole una mirada de arrepentimiento. Tras un suspiro pesado saco su arma del pantalón y le apunto a la cabeza. Irina realmente no quería matarlo, pero necesitaba dejarle muy en claro que no estaba en posición de pedir nada, tal vez si le sacaba de la cabeza la estúpida idea de escapar no tendría que verlo morir.
— Al parecer aun no lo entiendes, tú no saldrás vivo de aquí. Si no lo hago yo, lo hará Lucas o alguno de los guardias de Sebastián. Eres policía y eso no nos conviene. — Explico con seriedad dejándolo atónito.
Alexander trago saliva asustado, sus piernas temblaban ligeramente mientras intentaba buscar una forma de salir de esa situación. No iba a morir, se negaba en rotundo a ello. La rubia que conoció en el hospital y que le flecho en ese café, era ruda y un poco loca pero nada comparado a la mirada fría que tenia ahora, sin embargo si algo aprendió de ser policía era a evaluar a las personas e Irina no era la excepción.
— ¿Y si hago que les convenga? — Siempre existía una forma de salir de los problemas, y tratándose de criminales un trato podía salvarle la vida.
— ¿Cómo? — Pregunto la rubia jugando con el arma pero sin dejar de apuntarle.
Sin duda el chico era muy interesante, aún temblando ante la idea de morir seguía luchando... Eso sin duda valía la pena escucharlo.
— Tú lo has dicho, soy policía. Puedo acceder a lugares que ustedes no, borrar sus historiales o encontrar personas rápidamente. — Intento negociar.
— Eso ya puede hacerlo Axel. — Canturreo Irina divertida, no lo mataría pero sin duda la situación estaba representando una grata distracción de sus problemas, un poco de diversión no le hacía mal a nadie.
— No creo que pueda acceder a todos los archivos. — Planteo Alexander intentando mantener su templanza. — Además si necesitan equipos o armas yo podría conseguirlas. — Sugirió, el tener un arma prácticamente en su pecho no le hacía ninguna gracia.
No quería matarle, no lo merecía y a pesar de que seguramente le representaría un problema el día de mañana, quería mantenerlo a su lado... Ya lo tenía decidido, sería su mascota, su pequeño refugio de diversión para cuando ya no pudiera más con ese infierno, y si además podía sacar algo de él entonces era mucho mejor, bajo el arma un poco más tranquila y lo tomo con rudeza del brazo.
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Irina. Bienvenidos al infierno
ActionIrina era tan solo una niña cuando debió enfrentar la muerte de su madre... Sin nadie que la protegiese no tuvo más opción que convertirse en uno más de los peones de su padre, un hombre sin escrúpulos que no dudara en dañarla para su beneficio. Atr...