Capitulo. 4

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Tras salir de Italia, su hogar; Brasil les recibió, convirtiéndose Río de Janeiro en su nuevo mundo por el siguiente par de años. Para Irina el adaptarse le había sido un poco complicado pues a diferencia de sus hermanos ella no conocía el idioma, sin embargo Sebastián no tardo en ponerle un profesor particular para que aprendiera lo antes posible, el hombre era muy inteligente y rápidamente pudo adecuar sus vidas manteniendo su seguridad y, por supuesto, su dinero. Con ello no tardó en comprar muchas propiedades para enriquecerse aun más, entre ellas la casa donde vivían.

Era un lugar enorme de una sola planta, aunque Sebastian vivía hablando de expandirse y construir una segunda planta. Contaba con playa privada y muchos lujos, aunque sin duda, la parte más extraña, o al menos para las personas ajenas, era la forma de su estructura, básicamente eran dos casa comunicadas por un largo pasillo, la casa delantera, o fachada; era el hogar de los tenientes de Sebastián y el resto de sus trabajadores, además claro del recibidor y despacho en el recibía a sus clientes. El largo pasillo tenía también un secreto que muy pocos conocían, la enorme bóveda de Sebastián se encontraba oculta en ese espacio...

La segunda casa la habitaba la familia de Sebastián, tenían todo lo que pudieran pedir en un espacio muy moderno, lástima que el hombre no tolerara que los niños movieran nada de lugar. La habitación de Irina era completamente diferente a la reluciente casa. Todo su cuarto era de color verde y había decorado una de sus paredes con flores, ella no era desordena pero aun así no le gustaba tener todo como a su padre le gustaba. Tenía una estantería llena de libros y peluches junto a un escritorio con su computadora, cosas por supuesto que se había ganado por pasar de año con excelentes notas. Además de ello le había dado la mejor habitación a su parecer pues tenía vista a la playa.

Su relación con la familia no había cambiado mucho, su mejor amigo era Liam, eso sin duda y Mariela era como su madre, pero en cuanto a Sebastián y Regina los detestaba y no cruzaba con ellos palabra a menos que fuera necesario. Quería a los gemelos lástima que no hablara mucho con ellos pues los chicos vivían ocupados con los trabajos que les daba su padre, y en cuanto a Sarah... La chica vivía en guerra constante con ella.

Ese día se encontraba en la piscina, pues sí, tenían también una piscina, de la que se había adueñado Irina ya que siempre deseo una. La niña aprendió a nadar rápidamente por su cuenta, claro está que bajo la supervisión de Liam. Sin duda alguna amaba el agua...

— Irina — Escucho que la llamaban por lo que salió del agua y vio a Paula de pie junto al borde.

— ¿Que sucede? — Pregunto con tranquilidad.

— Llevo buscándote toda la mañana. — Se quejo. — Tu padre te espera en su despacho — Le informo. Odiaba que dijera que ese hombre era su padre.

Asintió sin más y salió del agua secándose bien antes de entrar, quería evitar problemas con Regina. Si Sebastián la llamaba no tenía más opción que acudir, de no hacerlo perdería sus cosas y era algo a lo que se negaba rotundamente. A su paso por el salón pudo observar a los gemelos y Liam jugando con la nueva Xbox, último premio de su trabajo; mientras que Sarah descansaba en un sofá peinando a su muñeca favorita.

— ¿A dónde vas? — Pregunto Lucas al verla en bañador. Al chico no le gustaba nada que la niña fuera a la zona de empleados vestida así.

— Sebastián me llamo — Explico sin más y Lucas asintió mientras Axel se reía y Liam la regañaba con la mirada.

Se encogió de hombros y siguió su camino, no le importaba cuantas veces Liam la regañara, ella jamás le diría "Papá" a ese hombre.

Llego al despacho y toco tres veces, no le importo no recibir respuesta pues de igual manera entro. Se encontró a Sebastián en su escritorio revisando unos papeles junto a Nadia, su nueva secretaria. El hombre la miro y ella se acerco.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora