Irina se encontraba en su habitación escuchando música en su ipod, durante los años que habían transcurrido en Brasil la pequeña niña rubia se transformó en toda una señorita con doce años recién cumplidos. Durante todo ese tiempo había aprendido cómo funcionaban las cosas con Sebastián y sabía muy bien como ganarse la confianza del hombre a base de distintos trabajos que este le daba. En la escuela le iba bastante bien pues su portugués había mejorado mucho y su meta, estudiar para alejarse de Sebastián, la impulsaba a llegar lejos.
— Irina —Regina entro en su habitación sin siquiera tocar, como era habitual.
— ¿Que quieres? — Le contesto sin dirigirle la mirarla molestando aun más a la mujer.
— Niña insolente. — Mascullo pero ella la ignoro. Con los años había aprendido a no temerle más — ¿Donde está Sarah? Debió haber llegado hace horas. — Chillo la mujer.
Irina sabía muy bien donde estaba la chica, la había visto irse con Diego, un chico de la escuela, se suponía que ambas debían esperar a Liam pues el chico salía de la universidad y las buscaba todos los días para llevarlas a casa. Pero Sarah llevaba semanas sin regresar a casa pues se iba desde muy temprano con Diego.
— No lo sé. — Respondió sin más, no por encubrir a Sarah sino porque no le interesaba en lo absoluto lo que hiciera la chica.
— Uf, no sirves para nada — Resoplo la mujer antes de irse.
Irina se coloco nuevamente sus audífonos, ya no le importaba lo que le dijera esa mujer. Había aprendido a ignorar su venenosa lengua de víbora. Está salió hecha una furia de su habitación no sin antes dejar en claro lo molesta que estaba con un fuerte portazo. No pasaron ni cinco minutos antes de que escuchara pasos acercarse, tal vez Regina pretendía gritarle de nuevo o le exigiría que fuera a buscar a Sarah...
— Toc, toc — Escucho su voz al otro lado y rápidamente se levanto corriendo a la puerta.
En cuanto la abrió salto a abrazarlo, con todo el trabajo que le daba la universidad sumado al trabajo que le daba su padre ya casi no se veían. Irina abrazo a su castaño preferido y él la levanto en sus brazos haciéndola reír.
— ¡Liam! Bájame me vas a tirar — Chillo Irina al ver que el chico giraba con ella y al ser tan delgada prácticamente parecía una muñeca de trapo.
El chico obedeció tirándola en la cama y él se sentó en un puf que ella tenía.
— ¿Que quería mi madre ahora? — Pregunto con una sonrisa.
— Saber dónde está su princesita. — Se quejo Irina. — ¿Crees que debería decirle que su princesita se besuquea con todos y deja que la toquen? — Pregunto con ironía y Liam hizo una mueca de asco.
— Para. No quiero saber las asquerosidades que hace mi hermana — Se quejo e Irina lo miro con una ceja alzada.
— Claro porque tú eres un santo ¿No? Quisiera sacarme el trauma que me dejaste en la cabeza cuando entre en tu habitación — Se quejo Irina.
Liam enrojeció avergonzado y rió para disimularlo. Se levanto y se acerco a la consola que tenía la chica. A medida que el tiempo pasaba Irina realizaba mejores trabajos para su padre como ayudar a contar el dinero de algún encargo pequeño, según su padre para que aprendiera sobre el negocio. Producto de ello iba consiguiendo cada vez cosas mejores, su viejo computador había sido remplazado por una pantalla plana conectada a un teclado y si ella quería también a una consola.
— ¿Jugamos? — Pregunto. Ella sonrió sabía perfectamente que intentaba no hablar de esas cosas.
A pesar de los años seguían las constantes peleas entre Irina y Sarah, Liam siempre se había mantenido al lado de Irina, adoraba a Sarah pues era su hermana, pero no podía negar que cada día la chica era más estúpida y cometía error tras error, a diferencia de Irina quien era sumamente inteligente y parecía que su hobbie favorito era desafiar a su padre cosa que le divertía bastante. Irina se había vuelto fuerte en poco tiempo y se enfocaba en aprender todo lo que podía, incluso pidió aprender a pelear como recompensa en uno de sus trabajos cosa que sin duda la había beneficiado.
Luego de un rato jugando Liam recibió un mensaje en su celular que lo hizo palidecer. Irina lo miro seria, sabía que se trataba de un nuevo trabajo. Liam odiaba hacer los trabajos que le imponía su padre pues los gemelos ya no estaban, habían decidido seguir por su cuenta, Axel vivía en Japón prácticamente desaparecido intentando alejarse de ese mundo todo lo posible, por su parte Lucas había seguido con el negocio llevándolo más allá con la prostitución cosa que Irina repudio completamente.
Sin embargo Liam era fuerte y a pesar de temer por su vida y saber que su conciencia lo mataba por hacer esas cosas no se alejaría mientras pudiera...
— ¿Estás bien? — Pregunto Irina asustada al ver que el chico solo miraba la pantalla del celular.
— Irina... Es Papá — Dijo, la chica ya lo sabía pero no entendía su reacción. — Tiene un nuevo trabajo... Para ambos — Dijo mirándola asustado.
Para Liam Irina era su mejor amiga y perderla lo destruiría, él sabía muy bien cómo eran esos trabajos y más de una vez había visto a personas morir por simplemente mirar mal a otro... No quería eso para la chica.
Sin decir nada más la chica se levanto y camino a la puerta, Liam admiraba su valentía pues a pesar de que temblara de miedo ella nunca lo demostraba y para él eso era valentía. Se levanto tragando el nudo en su garganta y caminaron juntos por la casa en dirección al despacho de su padre. Al pasar por el salón vieron a Sarah quien llegaba feliz aun con el uniforme del colegio, la chica al mirarlos iba a soltar una de sus tantas tonterías para intentar ofenderlos pero la mirada severa de Liam la silencio y estás pronto entendió que la situación era tensa.
Llegaron al despacho más rápido de lo que Liam hubiera deseado y antes de poder tocar Irina empujo la puerta haciendo que esta chocara contra la pared entrando sin ni siquiera saludar. El chico suspiro y entro sabía que la chica odiaba a su padre.
— ¿Para qué nos querías? — Pregunto Irina sin más, su padre la miro y luego a Liam antes de suspirar.
— Chicos tenemos un trabajo, uno grande — Anuncio el hombre mirando a Lucas que también se encontraba en la habitación.
Para Liam eso solo significaba problemas, Irina pensaba lo mismo pero aparentaba darle igual.
— Hace unos días me llamo un hombre muy importante, la hija del ministro Adaro ha sido secuestrada y él me pidió ayuda para encontrarla, en pocas horas Lucas logro dar con ella en una casa en Maceió — Explico el hombre.
Liam miro a Lucas y luego a su padre, Maceió era un lugar bastante peligroso y si Lucas estaba involucrado el peligro aumentaba, ¿Para qué quería su padre a Irina?
— La niña se encuentra en una casa de prostitución, no es de las mías pero mis hombres la han visto en bares cercanos. — Informo Lucas haciendo que a Liam se le erizara la piel al entender de qué iba todo eso.
— ¿Para qué me quieres a mi? — Pregunto Irina sin entender.
— Necesito que te infiltres en esa casa y saques a la niña — Pidió el hombre, más que una petición fue una orden.
Irina lo miro incrédula y Liam automáticamente la coloco detrás de él, ¡Irina era una niña! ¿Como su padre pretendía meterla en una casa de trata de blancas y pretender que estaría a salvo?
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Irina. Bienvenidos al infierno
ActionIrina era tan solo una niña cuando debió enfrentar la muerte de su madre... Sin nadie que la protegiese no tuvo más opción que convertirse en uno más de los peones de su padre, un hombre sin escrúpulos que no dudara en dañarla para su beneficio. Atr...