Capitulo.11

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"Yo no lo hice...

Yo no la mate...

Yo no lo hice, yo no lo hice ¡Yo no lo hice!

¡Si lo hiciste! Tú la asesinaste. Grita mi mente una y otra vez"

Los días siguientes a lo sucedido con Sarah fueron un verdadero infierno. Su cuerpo fue llevado al hospital y luego de unas horas fue declarada muerta...

Sebastián se había bloqueado con la noticia por completo al punto en que era la primera vez que el hombre se permitía llorar desde su niñez. Regina por su parte parecía enloquecer cada día más, no paraba de llorar y apenas si comía o dormía unas horas... Además de ello ahora resultaba un peligro pues de solo cruzar miradas con Irina la situación se volvía catastrófica ya que la mujer no tardaba en intentar agredirla con lo que tuviera a mano... Tristemente ahora debían mantenerla sedada por miedo a que ocasionará otra tragedia. Ruth termino volviendo a su casa, más que nada porque Irina se lo pidió. El regreso a casa y el funeral de Sarah recayeron sobre los hombros de Liam pues era el único que aún conservaba algo de cordura en esa situación. El pobre incluso debió ocuparse de desaparecer a Carlos, el padre de Eva.

Y así transcurrió una semana desde todo aquello, sin embargo y como era de esperarse los ánimos en la casa estaban por los suelos... Nadie cruzaba palabra y apenas y salían de sus habitaciones. Sebastian paralizó todos sus trabajos sucios y solo se limitaba a mantenerse encerrado en su despacho mientras Regina dormía en la habitación casi todo el día. Irina estaba encerrada en la oscuridad de su habitación siendo atormentada por sus pensamientos, Regina no había parado de culparla e incluso Sebastián la miraba con cierto recelo. Liam no estaba allí para apaciguar esos pensamientos que la atormentaba, el pobre ya tenía suficiente como para agobiarlo también con el remordimiento que la consumía. La rubia no hacía más que llorar en silencio rememorando la horrible escena del cuerpo ensangrentado de Sarah; recordaba una y otra vez el momento y pensaba que tal vez si hubiera podido hacer otra cosa, si hubiese actuado de otra forma, Sarah estaría vivía... La chica no era una santa y ambas se llevaban fatal pero desearle la muerte, jamás.

Era su hermana después de todo...

La puerta se abrió y el viejo Max camino con parsimonia hasta ella subiéndose a la cama, Irina se acurruco junto a él intentando calmarse. La culpa la estaba matando.

- ¿Irina? -La puerta se abrió del todo mostrando a un Liam bastante preocupado. - Hoy no has comido nada, hice un pastel de queso - Dijo con una sonrisa forzada.

Era su favorito... A pesar de todo Liam aún seguía allí intentando ayudarla.

- No tengo hambre Liam... Gracias, pero comeré luego. - Respondió con la voz rota de tanto llorar.

Liam dejo escapar un suspiro decepcionado y decidido a sacar a su hermana de ese letargo entro sentándose junto a ella.

- Irina nada de lo que paso fue tu culpa... Fue un accidente. - Intento conversar acariciando su cabeza, el también estaba muy triste por perder a Sarah... Pero no podía darse el lujo de echarse a llorar.

- Fue mi culpa Liam... Si yo no me hubiera lanzado a quitarle el arma y hubiera dejado que tu intervinieras no habría pasado nada - Mascullo enojada consigo misma.

- No es verdad, fue un accidente... Ninguno de nosotros sabíamos que iba a pasar, actuaste rápido y evitaste que ella le disparara a ese chico - Intento razonar con ella.

- ¿Y de que sirvió?, Sebastián termino lo que Sarah no pudo y ella también pago con su vida. - Se enfurruño aun más contra el pelaje de Max.

Liam suspiro rindiéndose, conocía a la chica muy bien y lo mismo había pasado luego de volver de aquella misión suicida en la casa de prostíbulo. La rubia solo necesitaba tiempo... O al menos era lo que él esperaba. Resignado se levanto y salió de la habitación no sin echarle un último vistazo a Irina... No tenía caso insistirle.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora