Capitulo. 29

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Irina observaba con cautela a aquella mujer, esta no tardó en obligarle a sentarse y extrañamente servir vino para las dos como si fuera una tarde de amigas... Sin embargo en ningún momento dejo de apuntarle con el arma. Sin duda no era una tarde de amigas.

— Entonces, dime linda ¿Dónde están tus hermanos? — Pregunto con una sonrisa.

— ¿Y si mejor hablamos de ti? — Contesto ella con otra sonrisa. Jugaría su juego todo el tiempo que pudiera. — No sabía que una perra tan vieja era capaz de meterse con niñas. — Se burlo.

Otras personas en su situación no dudarían en hablar llevadas por el miedo, pero ella no sentía miedo alguno; a ese paso terminaría enfureciéndola... Lo sabía, pero irónicamente el tener un arma apuntándole en lugar de generarle temor la llenaba de adrenalina impulsándola.

— ¡Que graciosa! Supongo vos debes ser el payaso de tu asquerosa familia. — Espeto la mujer tomando asiento frente a ella. — Que gran bocaza tenés para burlarte cuando vos te has metido con todos los muerto ¿O me equivoco?

La estaba sacando de sus casillas, realmente no entendía gran parte de lo que decía pues Irina no dominaba el español, pero si la había llevado al punto en que comenzaba a insultarla en su idioma entonces estaba consiguiendo lo que quería, debía esperar una ventana, una distracción para deshacerse de ella.

— Bueno linda así serán las cosas, tú me dirás donde están tus hermanos, los mato y listo ¡Todos felices! ¿Entiendes? — Era más que obvio que la mujer tenía la ventaja, aunque ya tenía por seguro que no le daría tan fácil salir de esa emboscada. Manteniendo la calma observó como ella le paseaba el cañón del arma por su cuerpo en un intento amedrentarla.

— Al parecer la que no entiende eres tú, si estas en este mundo hace tiempo debes saber que la traición no es parte de nosotros. — Zanjo Irina sin darle importancia a lo que esa mujer hacia.

— Oh ¿En serio? ¿Y qué pasa si te digo que tengo a tu querida pelirroja? Puedo dejarte ir con la niña... — Propuso.

La mención de la pequeña logro captar la atención de Irina, la chica la observó por unos segundos incrédula y en pocos segundos su faceta imponente se desmoronó, dejando paso a una Irina asustadiza y vulnerable.

— Eva... Por favor dime que no le hiciste daño. — Chillo hecha un manojo de nervios.

— Aun no linda, pero si la adiestro bien podría servirme en un futuro. — Hablo la mujer con una sonrisa felina.

Para su enemiga toda la situación parecía ser sumamente divertida, era obvio que adoraba tener el control de la situación y el tener a Irina indefensa y temerosa ante ella le otorgaba una gran placer.

— No puedo... No puedo elegir, no me hagas esto. — Rogo Irina, pero aquella mujer solo se regocijaba con su desesperación.

— Debes decidir, Irina. — Zanjo seria.

Irina se quedó callada sin saber realmente que hacer, durante unos segundos guardo silencio soportando el ligero contacto de aquella arma contra su piel. La mujer se entretenía delineando su cuerpo con el arma, sin embargo tras largos segundos de silencio comenzó a impacientarse; harta de esa situación la mujer apunto directamente a la cabeza de Irina logrando que la chica comenzará a temblar.

— ¡Lo hare! — Grito visiblemente afectada.

La mujer la miro sorprendida, quería acelerar la situación pero a decir verdad nunca pensó que eso funcionara. Esa chica no era ni la sombra de lo que le habían contado ¿Cómo terminó asesinando a tantos de los suyos? Cuando sus superiores le advirtieron sobre la obsesión que tenia la rubia con la niña no pensó que fuera suficiente como para vender a sus hermanos. Desconfiada observo a la chica, pero su rostro no reflejaba un atisbo de coraje, realmente estaba afectada. Seguramente se sentía mal por vender a su familia. Hasta algo de pena le daba.

— ¿Ves cómo era de fácil? Ahora solo debes darme su ubicación y yo te daré a la niña.

— No conozco Argentina, pero se como se llama el hotel donde están — Murmuro Irina.

La mujer la observo unos minutos, aún incrédula con la situación. Pero la chica se veía tan afectada... Dispuesta a terminar con todo de una vez se levanto obviando sus dudas y camino hasta su bolso para tomar el celular.

Y fue todo lo que Irina necesito... Era la ventana que tanto buscaba, sin dudarlo se levanto y de un golpe seco estrello la botella de vino en la cabeza de aquella mujer. Su actuación termino funcionando perfectamente despistando a la mujer lo suficiente como para que bajara la guardia. Hecha una furia Irina se lanzó dispuesta a atacarla con sus propias manos si era necesario, la mujer no tardó en comenzar a gritar en un intento por defenderse. Necesitaba inmovilizarla y silenciarla antes de que llamara la atención. Si tan solo tenía una pequeña posibilidad de escapar entonces la usaría.

— ¡Estas muerta! — Amenazó la mujer mientras intentaba alcanzar el arma.

Con el primer golpe logro tomarla desprevenida tirándole el arma, sin embargo no lo suficiente como para noquearla.

— ¡En serio creías que te los entregaría tan fácil! — Grito llevada por la rabia.

Ambas mujeres rodaban por el suelo intentando inmovilizar a la otra, en otras circunstancias no tendría problemas en luchar hasta derrotarla o que su cuerpo se debilitará, pero en ese momento debía ser rápida. Tenía el tiempo medido antes de que alguien se diese cuenta de lo que ocurría, no podría con todos... En un despiste aquella mujer logro acertarle una fuerte patada en el rostro aturdiéndola, sin embargo logro verla correr hacia el arma. La asesinaría...

Irina llevada por la adrenalina de sobrevivir saco el arma de su bota al tiempo en que su enemiga se giraba con arma en mano dispuesta a asesinarla. Y como si todo ocurriese en cámara lenta, Irina simplemente tiro del gatillo. La bala atravesó la garganta de esa mujer antes de que pudiese dispararle. La observó azotar el suelo con fuerza mientras la sangre comenzaba a desbordarse de su cuello manchando el suelo, sin siquiera moverse la vio ahogarse con su propia sangre; sus miradas se encontraron y no pudo evitar sentir un escalofrió que recorrió todo su cuerpo provocándole nauseas.

El sonido del disparo no tardó en alertar a las personas que estaban cerca y en menos de cinco minutos un grupo de hombres entraron al lugar. Pero Irina estaba completamente ida, su cuerpo se paralizó y simplemente se quedó allí observando como la vida escapaba de aquella mujer. Dos hombres la tomaron por los brazos mientras otros revisaban el cadáver... Esta vez Irina no se resistió, no peleo, no se defendió. La imagen de esa mujer muriendo termino trastornando su mente, estaba en blanco solo reviviendo de nuevo las horribles muertes que tantas veces debió presenciar.

La adrenalina desapareció de su cuerpo y su mente pareció bloquearse; no entendía que decían esos hombres, la señalaban y le gritaban cosas mientras tiraban de ella con fuerza, le hacían daño pero aún así Irina no lograba asimilar lo que ocurría. Lo siguiente que sintió fue un fuerte golpe en el rostro que la arrojó al suelo. El sabor metálico se hizo presente en su boca obligándola a escupir un ligero buche color carmesí, podía sentir como el caliente líquido se deslizaba desde su boca y nariz. Sin embargo el golpe en lugar de regresarla a la realidad solo termino de aturdirla... Estaba completamente fuera de sí, y así no podría defenderse.

No tardaron en cargarla como un peso muerto y llevarla fuera del hotel mientras su mente aún daba vueltas, lo último que pudo observar fue la fachada oscurecida del hotel donde se encontraban; sin mucho problema la subieron a un auto que no reconocía y finalmente se pusieron en marcha desapareciendo entre las concurridas calles de la ciudad.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora