Capitulo. 32

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Irina despertó entre gritos desesperados y sudores fríos, parecía tan real... Sabía que era solo una pesadilla, uno más de los tormentos de su enloquecida mente, pero le tomaría algo de tiempo acostumbrarse a la nueva manifestación del terror que tanto oprimía su pecho. El ver a todos aquellos que amaba convertidos en simples cadáveres le provocaba espantosos escalofríos. Aterrada se abrazo a sí misma colocándose en posición fetal, respiraba con dificultad y las imágenes de ese sueño se repetían en su mente una y otra vez atormentándola.

"Debo calmarme... Debo calmarme, fue solo un sueño. "

Tomo una gran bocanada de aire e intento deshacerse de esos pensamientos, debía concentrarse en otra cosa o enloquecería. Sus ojos viajaron entonces por el lugar donde se encontraba; eran solo cuatro paredes, una puerta y un viejo colchón en el suelo donde se hallaba recostada, no habían ventanas, pero la luz del sol pasaba a través de pequeños agujeros en la pared. Su única vía de escape era una puerta metálica imposible de derribar.

Aún así no dudo en intentar levantarse en cuanto logro colocar su mente en orden. Pero entonces un dolor punzante en uno de los costados de su cabeza la hizo tambalear, asustada se sujeto de la pared mientras una de sus manos viajo veloz a ese punto y se dio cuenta que tenía un parche, además de que su cabello no estaba... Dolía, era punzante y molesto. Al parecer alguien rapo parte de su cabello para suturarla, recordaba el golpe claro, pero no pensó que sería para tanto... Su ropa estaba ensangrentada y no sabía si era suya o de Alexander, además podía sentir un dolor punzante en su pómulo y estómago, y no sabía si se arriesgaba a una infección en la herida.

Pero ciertamente aquello era lo que menos le importaba.

— Alexander...

No sabía que había ocurrido con el chico, y aquello solo conseguía causarle estragos en el estómago. Debía encontrarle. Por lo que sin importarle esta vez el dolor, se encamino entre tambaleos hasta la puerta. Cerrada, como era de esperarse, pero en cuanto se disponía a golpear y gritar escucho el tintineo de unas llaves del otro lado. Con la adrenalina corriendo por su cuerpo se alejo lo más rápido que pudo y a pesar de estar herida se coloco en posición defensiva. La puerta se abrió entonces revelando a un hombre corpulento y lleno de tatuajes.

— ¡Oh! Parece que la nena despertó. Veni el jefe está deseando una charla con vos princesa. — Se burló mientras le hacía señas con la mano para que se moviese.

Ese hombre se encontraba armado hasta los dientes, sería una estupidez que lo atacara en su estado... Además no sabía dónde estaba Alexander, debía encontrarlo antes de intentar cualquier cosa. Debía ser más lista, así que sin decir nada camino hasta él y el hombre cerró la puerta una vez estuvieron afuera. La luz entonces logro cegarla por unos segundos, estaban en un corredor del exterior, de reojo logro ver que no se encontraba tan lejos del enorme portón.

"La salida..."

Sin embargo está era fuertemente custodiada. El hombre comenzó a caminar delante de ella guiándola por el lugar, mientras Irina intentaba observar y guardar en su memoria cada rincón; pero su corazón no comenzó a latir con fuerza hasta que atravesaron la puerta principal. Dentro parecía otro mundo, se trataba de un vestíbulo bellamente decorado y limpio, en el centro unas enormes escaleras hacia el segundo piso se robaban toda la atención, y a los lados dos grandes pasillos de los que no se podía ver mucho, continuaban con la elegancia del lugar.

— No te quedes ahí, camina. No pienso perder mi tiempo. — Gruño el hombre al ver que no le seguía el paso.

Irina debió morderse la lengua pues no le quedaba más que obedecer, no estaba en posiciones de enviarle al demonio. Subieron las escaleras y el segundo piso era aun más impresionante, aunque a la chica le parecía algo inseguro el lugar, las puertas de madera resultaban fáciles de forzar y por la disposición de la casa resultaba obvio dónde encontrar al jefe. Intentaba retener en su memoria todos los datos que pudiera pues cuando lograra escapar sin duda atacarían ese lugar.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora