Capitulo. 46

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Esa misma noche Michael ordeno todo lo necesario para que Irina saliera del país sin levantar sospecha, como era de esperarse sus hombres renegaron de su decisión pues no les parecía que su prisionera ahora fuera la mano derecha del líder, no confiaban en ella y aunque el rencor contra su familia había muerto junto a los veterano de la banda, cierto resquemor aun parecía pulular entre el resto de los hombre. Pero ahora Michael era el líder y a diferencia de Lionell el generaba una mezcla de miedo, respeto y confianza en sus hombres, suficiente para que estos no se revelaran contra él.

Y en menos de dos días Irina ya se encontraba en un avión camino a Miami. Y aunque Irina hubiera preferido ir sola, Michael no era tonto y un par de hombres estarían vigilándola, sin embargo le había dado toda la libertad posible. Al menos logro recuperar su celular al igual que le permitieron contactar a su familia o a quien fuera necesario para cumplir su misión.

La chica le daba vueltas al celular en sus manos, sabía que no podía hacerlo sola pero no quería volver a involucrar a su familia, los recuerdos de lo sucedido a Alexander y las caritas de esos pequeños niños que formaban parte de su familia y que no tenían culpa de nada, le hacían dudar. No confiaba en los hombres de Michael en una situación de peligro verían por ellos mismos.

Los recuerdos de Alexander regresaron a su mente entonces... Al principio lo consideraba solo un peso que cargar, una mascota para despejarse cuando su mente buscase enloquecerla, pero el chico realmente había sido de ayuda en algunos casos, la hizo sentirse menos sola, le ayudo a pensar con claridad en los momentos en que creyó colapsar... Y aunque no dudo un segundo en alejarlo cuando tuvo la oportunidad, sabía que de no tenerle a su lado seguramente su estadía en Argentina hubiese sido muy diferente. Estaba alejando a su familia por seguridad, pero los necesitaba... Y si de ello dependía la libertad de todos, entonces no tenia opción. Apretó el celular con fuerza entre sus manos, necesitaba un equipo, entrar y disparar a todos no era un plan, necesitaba inteligencia, fuerza y precisión, personas en las que confiase y por las que no le importara romper sus propios límites... Necesitaba a su equipo.

Resignada marco el número de su hermano con el corazón tamborileando en su pecho. Un tono, dos... Cuando escucho la respiración de Liam al otro lado se le formo un nudo en la garganta.

— Liam... — Susurro y el chico no pudo evitar sollozar.

— Dime que todo se acabo, que estas libre. — Pidió.

Desde que Alexander fue alejado por Irina, había estado bajo la protección de los demás hermanos, Liam le exigió y presiono de todas las formas posibles para que le contara absolutamente todo lo sucedido y este intentando cumplir su promesa con la chica se limito al silencio, pero Liam resultaba ser muy convincente cuando quería... Casi tres meses, un tiempo demasiado largo para que pudiese soportar no saber absolutamente nada de su hermana, algunas noches soñaba que ella volvía sana y salva y otras... La veía en un ataúd. Confiaba en ella, la conocía, pero lo horrores de los que habían sido testigos e incluso participes, lo atormentaba.

— Aun no Liam... — Contesto y se le partió el corazón ante el silencio de su hermano. — Ya no estoy en Argentina. Voy camino a Miami. — Informo.

— ¿Qué? ¿Por qué? Irina por favor detén esto de una vez. Te sacaremos de allí no importa lo que pase después. — Le escucho gritar a punto de un paro cardiaco.

— No. Liam escúchame. — Pidió, rogando porque pudiese entenderla. — Pasaron muchas cosas para explicarte todo y no tengo mucho tiempo. Me han dado un trabajo, el último... Debo robar un banco, uno bastante grande. Una vez les entregue todo el dinero seremos libres. — Explico.

— Irina te creía más inteligente ¿En serio crees que nos dejaran en paz? ¡Te tienen como su esclava! Una vez que hagas ese "trabajo" te obligaran a hacer otro y otro. — Chillo ya enojado.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora