Capitulo. 42

242 12 0
                                    


Irina observaba el techo de la habitación, los días pasaban y Lionell les cargaba cada vez más de las labores de otros, no confiaba en el resto de sus hombres y eso comenzaba a elevar la tensión en el lugar, incluso llego al punto de ordenarle el realizar una revisión de cada uno por la fuerza, cosa que no tardo en enervar a más de uno. Podía ver claramente como los veteranos ardían solo de saber que ella ahora tenía poder en ese lugar... Lionell no hacía más que ganarse la rabia de los suyos, mientras que Michael ganaba sus favores. La luz de la luna entraba por la ventana y ella solo podía pensar en su familia, seguramente Alexander ya estaría con ellos y si conocía bien a Liam estarían intentando sacarle hasta la más mínima información. De solo imaginarlos podía escuchar a Eva riendo sin saber que ocurría en realidad, a un ofuscado Alexander revolviéndose el cabello en su desespero, la mirada psicópata de su hermano que ya no asustaba a nadie y a una nerviosa Ruth intentando calmar los ánimos... Les extrañaba.

Debían poner el plan en marcha lo antes posible, si se deshacía de Lionell podría huir sin represalias... Destruiría ese lugar desde adentro.

— Irina. — Michael entro en la habitación sin siquiera tocar y se sentó en una silla.

— Definitivamente a ti te criaron en un establo. ¿No sabes que se toca antes de entrar? ¿Y si hubiera estado desnuda? — Hablo molesta incorporándose. Tener una habitación decente era una enorme ventaja para su cuerpo, pero aun así su humor no variaba.

Michael la recorrió con una mirada lasciva y se apoyo contra la pared burlón.

— ¿Realmente queres una respuesta? — Rió animadamente a lo que ella solo bufo.

— ¿Que quieres? — Hablo con la intención de echarlo lo más pronto posible.

— Lionell quiere verte. Deberías comenzar a sacarle información o al menos ganártelo.

— ¿Y tú no piensas hacer nada para sacarle información? — Se quejo la chica. Odiaba a ese viejo tonto y apenas toleraba estar en su presencia.

— Yo ya estoy haciendo mi parte averiguando sus cuentas bancarias, si su familia se beneficia del dinero que gana, las tarjetas de crédito nos dará una ubicación. —Zanjo el moreno. — Ahora, rubia mueve tu trasero al despacho de Lionell.

Michael le guiño un ojo antes de salir de la habitación, el chico realmente la sacaba de quicio. Sin más suspiro y también salió de la habitación, camino por el pasillo cruzándose con algunos de los hombres de Lionell, estos la miraban con enojo, les molestaba que la chica que ellos consideraban una simple prisionera y su prostituta particular, ahora fuese la mano derecha del jefe. Aunque a decir verdad poco o nada le importaba, si viviese de apariencias hubiese muerto hace mucho tiempo. Sin inmutarse siguió su camino hasta el segundo piso, pero antes de entrar se encontró a aquella chica que no veía desde que la habían atrapado, llevaba a la pequeña niña de la mano y al verla le sonrió débilmente.

— ¡Que linda sos! Me gusta tu cabello — Chillo la niña mirándola. Y antes de darse cuenta noto un ligero apretón en su pierna pues la pequeña se le soltó a la chica y corrió hasta ella. — ¿Queres una galleta? — Pregunto ofreciéndole una galleta del paquete que llevaba en sus manos.

Irina con amabilidad se agacho a su altura y la acepto, le recordaba a Eva.

— Sofí no debes molestarla. Vamos debemos ir a la habitación. — Le apremio la chica.

De pronto la puerta del despacho de Lionell se abrió y este las miro con cara de pocos amigos en cuanto diviso a la otra chica. En cuestión de segundos la tensión en el lugar se incremento y pudo observar como ella temblaba ligeramente ante su severa mirada.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora