Capitulo. 21

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El dolor de cabeza estaba volviéndola loca, apenasy alcanza a escuchar algunas voces, susurros que le martillaban la cabeza y aumentaban su dolor. Sus ojos pesaban demasiado como para si quiera intentar abrirlos, sin embargo lograba sentir el resto de su cuerpo, aun adormecido, pero al menos ahora era capaz de sentir sus extremidades. No podía simplemente quedarse así lamentándose por el enorme malestar que la agobiaba por lo que hizo un esfuerzo y apresar del espantoso dolor de cabeza logro abrir sus ojos, esa simple acción les estaba costando mucho. Debió parpadear un par de veces para lograr acostumbrarse a la luz, sin embargo aún así era incapaz de reconocer dónde estaba; todo era demasiado borroso.

- Vaya eres la primera en despertar. - Escucho la áspera voz de una persona a su lado aunque para ella no era más que un susurro casi inaudible.

Aturdida no se atrevió a decir palabra, por el contrario se enfoco en su vista que poco a poco comenzaba a aclararse. Por las siluetas borrosas logra distinguir que estaba en un espacio pequeño y de colores claros. Intentaba descifrar qué eran las otras siluetas pero entonces su cuerpo adormecido comenzó a despertar del todo indicándole una fuerte presión en su estómago. Asustada intento encontrar el origen de esa presión rogando por no encontrarse una herida o algo peor. Cuando finalmente dio con el cinturón que mantenía todo su cuerpo atrapado en aquella silla no supo que pensar. Era un simple cinturón de avión sin embargo estaba demasiado ajustado, sus manos también permanecía atadas sobre su regazo.

La desesperación pronto comenzó a abrirse paso en su mente al recordar lo sucedido, estaba atrapada en manos de quién sabe quién y por lo que recordaba su pequeña sobrina había sufrido el mismo destino.

-Eva... - Susurro asustada, la garganta le escocía debido a la falta de agua.

- La niña está bien. - Aseguro de pronto el mismo hombre. - Toma, lo necesitaras. Sera un largo viaje...

Aquel hombre, que se comportaba como si toda esa situación le aburriera, le aventó una botella de agua a las piernas que apenas y logro atrapar. No comprendía nada pero su pulso se fue a las nubes cuando le vio sacar un cuchillo de su pantalón.

- ¡No! - Chillo. No lograría defenderse en su estado, estaba completamente a merced de él.

Sin embargo el hombre ni siquiera la miro, de un manotazo atrapó sus manos y hábilmente cortó la soga que mantenía sus manos aprisionadas. Con el corazón a punto de salírsele del pecho le observó marchar sin siquiera decir una palabra. Estaba completamente desorientada y confundida, pero nada podía hacer en esa situación, miro nuevamente sus manos intentando comprender lo que ocurría pero ninguna idea vino a su mente. No tenía más opción que esperar por lo que tomo la botella y se bebió todo el líquido sin importarle nada. Tal vez el líquido la drogaría de nuevo pero no le importaba, un golpe metálico la sobresalto entonces pero no pudo ni siquiera moverse del asiento para ver lo que era. Aunque a decir verdad no lo necesito, sus ojos parecían haber vuelto a la normalidad; estaba en una especie de avión pequeño... No lo suficiente para ser un avión privado pero tampoco tan grande como un avión comercial. O al menos eso parecía pues una pared metálica limitaba su visión dividiendo la cabina dónde estaba del resto del avión. Tal vez al otro lado estarían sus captores.

El avión parecía haber sido modificado sin embargo conservaba algunas filas de asientos. Ella se encontraba sentada en la primera fila, mientras que a su izquierda podía ver dos asientos mas y tras ellos otros en el sentido contrario creando dos espacios donde los asientos estaban uno frente al otro. Sin duda era muy extraño, pero no podía quedarse simplemente allí, no sabía si estaba sola pero el simple hecho de que aquel hombre soltará sus manos no le inspiraba confianza. Aún así llevo sus manos al seguro del cinturón y para su sorpresa logro soltarlo sin problemas, se levanto con torpeza pues aun el resto de su cuerpo no despertaba del todo, y al fin pudo ver el resto de la cabina. El lado derecho era exactamente igual... Y algunas personas ocupaban los asientos.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora