Capitulo. 57

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Michael observo desde un punto seguro y confirmo lo que la chica había dicho, la situación no podía ser más extraña. La trampa se trataba de un conjunto de armas en ambos lados del pasillo unidas por algunos cordeles, era algo tonto pues en algún momento se le acabarían las balas.

— Alguien debió activarlas. — La sola idea de que hubiese enemigos cerca elevaba sus alarmas.

— Nosotros no pudimos ver nada. Pero es una distracción, el lugar no está despejado. Ten cuidado — Punteo Alexander.

— ¿Saben cómo desactivarla? — Pregunto Michael pues el conjunto de cordeles no parecía precisamente sencillo.

— No pierdas tiempo. Esquívalo y sigue a ese imbécil. — Chillo Irina.

Michael suspiro y asintió a pesar de ella no podía verlo. La chica estaba bastante alterada y comenzaba a volverlo loco. Sabía que tenía razón, se arriesgaba a una emboscada, pero si en algún punto necesitaba regresar por el mismo lugar le sería imposible. Decidió a terminar con todo lo antes posible salió de la habitación apegándose a la pared todo lo que podía y cuando finalmente logro sortear esa molesta trampa corrió por el pasillo, pues era la única forma de moverse en ese lugar, sin embargo este no tenia salida, solo eran más habitaciones.

— ¡Michael! ¡A tu derecha! — Grito Alexander de pronto.

Irina lo observo confundida pues ella no había visto nada, Michael pateo la puerta sin dudarlo y en cuanto esta se abrió por completo un corpulento hombre le propino tal puñetazo que lo arrojo contra la pared. Aturdido y con la adrenalina por las nubes, Michael comenzó a forcejear con él en el intento de evitar sus golpes. Su arma cayó al suelo pero no le prestó atención pues estaba ocupado intentando que ese hombre no lo estrangulara. Irina observaba la pelea con los nervios a flor de piel. Aunque lo negara le preocupaba Michael, necesitaba buscar una forma de ayudarlo, se negaba a permanecer impotente mientras le veía luchar por su vida.

"Piensa. ¡Debe haber algo que lo ayude!"

Cuanto hubiese deseado estar allí... Tal vez podría ayudarlo de alguna manera. Un grito de Michael la saco de sus pensamientos, el chico se movía mucho y no podía visualizar bien que ocurría pero sabía que lo habían lastimado. De pronto sus recuerdos parecieron ponerse en su lugar y una idea vino a su mente y sin pensárselo dos veces grito a la pantalla.

— ¡El cuchillo! ¡Usa tu cuchillo! — Grito asustando a Alexander. Tal vez había gritado muy fuerte.

Michael rápidamente pateo al hombre con fuerza lanzándolo hacia atrás y rápidamente llevo su mano a la parte de su pantalón donde tenía un cuchillo, tiro de él y lo sujeto por el filo sin percatarse, y en cuanto ese hombre intento arrojársele encima nuevamente le clavo el cuchillo en la garganta. Ese hombre aterrado se sujeto el cuello pero ya era tarde... Se estaba desangrando.

Irina miro de reojo a Alexander, ver a ese hombre desangrarse no era precisamente una bonita imagen... Pero el chico ni se inmuto, solamente veía la pantalla como si se tratase de una película.

"¿Realmente no le afecta?"

Un pensamiento pasó por su cabeza, pero desapareció tan rápido como llego al ver a Michael sacar otra granada.

— Eso estuvo... Demasiado cerca — Alcanzo a susurrar el moreno mientras intentaba recuperar el aire. — Es hora de acabar con esto. Bien rubia. Vos queres ver este lugar en ruinas ¿Cierto?

— Ten cuidado moreno. No quiero tener que sacar tu cuerpo de los escombros. — Se burlo ella en un intento de bajar la tensión.

Michael se rió de su broma tonta y arrojo la granada bastante lejos de él. Rápidamente comenzó a correr lejos de ese lugar justo a tiempo pues en el momento en que exploto la granada esa parte de la casa se derrumbo. Para Irina ver la destrucción de ese lugar era como si se quitara esas pesadas cadenas que por años la habían hundido. Michael lentamente comenzó a arrojar granadas en cada rincón volando la casa pedazo a pedazo. Irina le observo salir del lugar este enfoco la estructura. Observo como los hombres de Michael lanzaban granadas a las ventanas y poco a poco la estructura comenzaba a derrumbarse. Las paredes, las ventanas, los jardines, e incluso la piscina que conocía de memoria; comenzaron a desaparecer. Alexander tomo su mano y la apretó, percatándose de la lluvia de emociones que cristalizaban los ojos de la chica.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora