Capitulo. 45

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El sonido de las olas y las gaviotas la despertó, su cuerpo dolía a horrores pero al menos ya podía respirar con más normalidad. A pesar del dolor logro moverse, ya sentada tanteo su pierna, dolía y había tomado un color oscuro formando un enorme hematoma, pero no parecía retener líquido, aún sentía el pie y era capaz de moverla ligeramente. Eso era buena señal. El resto de sus heridas no eran graves y seguramente se curarían en un tiempo. Tuvo mucha suerte de salir ilesa. Sentada en la arena los recuerdos de la noche anterior la inundaron y solo pudo observar el mar, inexpresiva, al recordar a Lionell. ¿Qué habría pasado en la casa? ¿Michael seguiría vivo?

Busco con la mirada por la playa y diviso a Sofí jugando en el agua. Al menos la niña estaba bien...

— Despertaste. — Escucho a su lado y vio a la chica, la madre de Sofí.

— ¿Están bien? —Pregunto. Nina tenía mala cara, seguramente la pobre no pudo dormir ni descansar después de lo sucedido

— Yo debería preguntar eso. Pensé que te morirías. — Contesto la chica observando su pierna con pesar— Gracias por salvarnos...

Al parecer ella se encargó de abrir su ropa y revisar sus heridas, seguramente debió darle un buen susto al llegar así. Irina tan solo negó con la cabeza regalándole una ligera sonrisa para tranquilizarla.

— ¿Sabes que ocurrió? — Pregunto.

— Solo sé que el fuego se apago en algún punto de la noche... — Explico, apuntando a la columna de humo blanquecina que se elevaba tras los arboles. — No me atrevo a regresar, Lionell podría... —Continuo temerosa, sin embargo Irina la detuvo.

— Lionell está muerto.

La chica la miro con una expresión indescriptible sus labios temblaban frenéticamente pero las palabras no parecían querer salir de su garganta, finalmente un leve "gracias" salió en forma de susurro cuando gruesas lágrimas comenzaron a bañar su rostro. Irina le permitió desahogarse mientras ella pensaba en lo que ocurría ahora. Si Michael y Nicolás estaban muertos entonces tendría que huir por su cuenta.

¿Qué debía hacer ahora? Con cuidado toco sus bolsillos y descubrió todo lo que había robado, estaba lleno de arena pero afortunadamente nada estaba roto, quemado o dañado.

—Escucha, tome esto anoche. Es suficiente dinero para las dos. — Explico agitando la tarjeta nueva frente a ella. La chica la observó dudosa. — ¿Entiendes? Una nueva vida, alejadas de todo esto.

Si estaba en sus manos ayudarla lo haría. Ella no quería el dinero, no le interesaba en lo más mínimo, pero estaba consciente de que Nina y Sofi lo necesitarían y a decir verdad ese mundo de porquería se los debía.

— Oh Dios mío. Gracias, gracias, gracias. — Sollozo la chica abrazándola.

"Mentiría si dijese que aquello no me llegó al corazón"

Era una promesa hacia sí misma, las ayudaría... Su madre querría eso, y aun si no fuese as, sabía que era lo correcto. Sin embargo no podía obviar sus demás problemas, consciente de ello intento levantarse; tambaleante y débil permitió que Nina le ayudase para no caer. Su pierna tardaría en curarse definitivamente.

— ¿Qué haces? Estás muy herida, deshidratada y el humo casi te asfixia. — Le regaño intentando hacer que se sentara nuevamente. Pero ella no podía darse el lujo de esperar por ayuda allí.

— Debo volver a la casa, necesito saber que paso. Lionell está muerto pero sus hombres seguían allí. — Le explico.

— ¿Para que necesitas volver? Podemos ir por la costa, hasta llegar a la carretera. Podemos irnos hora. — Rebatió la chica.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora