Capitulo. 9

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— ¡Quietas! — Grito un hombre de pronto.

Irina solo alcanzo a girarse en una milésima de segundo y aterrorizada observo como aquel hombre levantaba su arma contra ellas... Terminarían asesinándolas a ese paso.

De un fuerte tirón Ruth la aparto justo a tiempo y ambas cayeron sobre un muro cercano, el estruendoso sonido del arma le erizo la piel... Estuvo a punto de morir. Aterrorizada como nunca se paralizó, no podía pensar y mucho menos moverse. Pero entonces un grito adolorido se escapó de la garganta de la morena, ella había recibido la bala que tenía su nombre escrito... La pobre chillaba y pataleaba mientras sujetaba su brazo con fuerza.

Irina no pudo hacer más que sentir pena por ella, sabía muy bien lo que dolía recibir un disparo. Sin embargo pronto noto que el llanto de la chica termino alertando a más hombres que estaban en las habitaciones y pasillos contiguos. Le dolía en carne propia las heridas de Ruth pero no podía preocuparse del dolor de la chica en ese momento, no tenían tiempo. Recobrando el poco valor que le quedaba, Irina tomo a Ruth de la muñeca ignorando sus alaridos de dolor y tiro de ella hacía la escalera ¡Tenían que salir de allí! Sin embargo las escaleras rápidamente fueron bloqueadas por hombres desde abajo. Mirase al lado que mirase estaban atrapadas en medio de las escaleras. Ruth comenzó a llorar desconsolada, aterrorizada pues sabía lo que les harían por huir... Pero Irina no quería rendirse, no podía y aterrada comenzó a buscar cualquier salida.

Entonces y sin pensarlo se lanzo de las escaleras saltando la barandilla. Ni siquiera pensó en lo que le ocurriría, ni siquiera pensó en el golpe. Su mente no razonaba y solo le gritaba que corriese lejos.

Irina cayó como un peso muerto en el suelo, su cuerpo azotó con tanta fuerza el concreto que el dolor se extendió rápidamente por cada poro de su piel como una corriente eléctrica que logro arrancarle quejidos adoloridos paralizándola por unos segundos. Ruth se quedo allí sin saber que hacer, la morena estaba tan aterrorizada que ni siquiera intento moverse, un hombre aprovecho el momento para sujetarla por detrás y sus gritos no tardaron en hacer eco por todo el lugar.

Irina luchaba por levantarse a pesar del espantoso dolor, la adrenalina había ayudado antes pero ahora no parecía ser suficiente para obviar la horrible sensación adolorida de sus codos y rodillas. No podía ver a Ruth desde donde estaba pero sus gritos hacían tamborilear su corazón atormentándola... Tenía que ayudarla de alguna forma. Boqueo aterrorizada cuando observó como uno de ellos bajaba corriendo las escaleras para atraparla, este se le tiro encima sujetándola de una pierna antes de que pudiese levantarse, su cuerpo dolía a horrores pero no iba a rendirse.

— ¡Quédate quieta!

Irina obvio por completo la amenaza de ese hombre y sin dudarlo comenzó a patalear con todas sus fuerzas hasta que por suerte logro darle en la nariz con su talón, le escucho emitir un grito ahogado por la sangre que pronto comenzó a escurrirse por su nariz.

Tenía una oportunidad.

La rubia volvió a mover las piernas con violencia liberándose finalmente. Quería correr lejos hacia una puerta o venta, pero no podía dejar a Ruth. Entonces su mente trabajo más rápido que nunca recordándole algo que podía ayudarla, sin dudarlo corrió hacia uno de los floreros y lo volcó, hundió las manos en la tierra intentando buscar el arma. Tenía los nervios a flor de piel, de reojo no dejaba de observar como aquel hombre se retorcía mientras la sangre empapaba su mano, sabía muy bien que en cuanto se calmara un poco iría a por ella.

Y tal y como predijo sus miradas se cruzaron y como si se tratase del mismísimo demonio gritó enardecido y se levantó para correr hasta ella. Aterrorizada Irina finalmente rozo el arma con los dedos, nunca en su vida había empuñado un arma contra otra persona, mucho menos dispararlas... Pero no le importo.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora