Capitulo. 15

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En pocos minutos logro divisar la pequeña estructura de tres pisos donde estaba Eva. El corazón le tamborileaba con fuerza en el pecho, esos hombres dejaban un enorme caos a su paso y por lo visto la calle principal había sufrido la peor parte... Al final de esa calle estaba el colegio de Eva.

Ni siquiera desacelero, salto de la moto en cuanto le fue viable y esta cayó al pavimento creando un chirrido horrible, pero no le importo. La calle estaba hecha un desastre, las personas corrían a ocultarse o por el contrario en su imprudencia corrían a grabar lo sucedido, pero para su fortuna no parecía haber señales de ninguno de los autos. Corrió a la puerta y se fijo en el vigilante del lugar, estaba en su caseta hablando por radio desesperadamente mientras que a su lado una mujer de unos treinta estaba sentada en una silla cubriendo su brazo ensangrentado.

Fueron solo unos segundos, pero esa imagen logro activar todas sus alarmas llenándola de un miedo indescriptible, entro a la carrera en el lugar ignorando todo a su alrededor. Solo quería encontrar a Eva y llevarla a casa.

Dentro los maestros resguardaban a los niños en las aulas e incluso algunos se asomaban a ver qué pasaba. Pero no podía darse el lujo de detenerse, siguió el pasillo lo más rápido que le permitieron sus piernas hasta llegar a la puerta del aula donde se suponía debía estar su sobrina. Estaba tan desesperada que ni siquiera se fijó en lo que hacía y termino golpeo con tanta fuerza la puerta que solo logro causar gritos de pánico a los niños.

— ¡Eva! — Llamo a gritos, por la ventanilla observó los pequeños cuerpos de los niños atemorizados.

Luego de unos minutos de tortuosa espera una pequeña mujer morena y de cabello corto que reconocía como la maestra de Eva se asomo temerosa, parecía un ratoncillo asustado sin embargo al verla dejo escapar un suspiro aliviado. La mujer la dejo pasar y sin decir palabra cerró la puerta rápidamente tras de sí, pero eso no le importo pues enseguida sintió en sus piernas el fuerte apretón de la pequeña pelirroja.

— ¡Tita! — Lloriqueo la niña.

Estaba a salvó...

Irina no tardó en alzarla envolviéndola en un fuerte abrazo, la pequeña niña no paraba de temblar aferrada a su cuerpo mientras balbuceaban cosas incomprensibles. Ambas tenían el miedo recorriendo sus venas.

— ¿Que está pasando? — Pregunto la maestra alarmada.

— Hay unos locos en la ciudad. Están disparando al aire. — Le informo Irina sin ningún tacto alterando aun más a la mujer.

De pronto un estruendo hizo eco en el lugar, provenía de afuera por lo que todos los niños volvieron a gritar y sollozar aterrados y la maestra palideció a punto de desmayarse por la presión. Sin entender realmente que pasaba Irina se acerco a la ventana y descubrió que el auto gris ahora se encontraba allí, estrellado contra la caseta del vigilante. ¿Qué hacían en una escuela primaria?

De él bajaron cuatro personas encapuchadas, con grandes armas de uso militar y entraron al lugar sin siquiera dudarlo. La maestra a su lado chillo aterrada asustando a los niños. Sin duda la situación era irreal.

— ¡Vamos! Hay que salir de aquí ya — Ordeno Irina intentando calmar a la maestra. — Necesito que me ayudes — Grito zarandeándola.

Ella no sabía cómo tratar a la gente, mucho menos como calmarla en una situación así. Necesitaba que fuese eficiente, rápida y silenciosa para poder sacar a los niños de ahí.

— E-Está bien. — La mujer realmente estaba aterrada por lo que simplemente acepto seguir a Irina sin recriminar nada.

Rápidamente organizaron a los niños en fila mientras Irina se aseguraba que no hubiese nadie en el pasillo, el aula donde estaban era la última del pasillo y podía ver a los hombres entrando a la fuerza en las otras aulas. No tomaban rehenes, ni estaban asesinando a nadie... Buscaban algo eso era seguro.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora