Capitulo. 25

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Un sonido inundo toda la habitación aquella mañana, Sebastián ya hacía en la camilla mientras las enfermeras se alejaban de su cuerpo inerte, a pesar de todos sus esfuerzos el corazón del hombre dejo de latir despidiéndose finalmente de la vida. Nadie en la casa tenía conocimiento de lo ocurrido la noche anterior. Liam no volvió a hablarle, cosa que en cierto modo agradecía pues ya no tenía más fuerzas.

— Lo lamento mucho... No hubo nada que hacer — Se disculpo una enfermera en cuanto salió al salón.

No sentía dolor alguno por la muerte de ese ser, el único sentimiento que ahogaba su corazón era el resentimiento. Sin inmutarse observo los rostros inexpresivos del resto de hombres de Sebastián, al parecer todos ya esperaban la muerte de ese monstruo. Sus hermanos no fueron la excepción pues Axel y Liam no hicieron más que asentir en silencio, Lucas seguía sin aparecer desde la noche anterior y sus familiares solo se mantuvieron en silencio. No hubo lágrimas ni palabras de despedida... Pues para ellos ese periodo de duelo les era completamente ajeno.

— ¿Y bien? ¿Cuándo nos dejaran salir de aquí? — Intervino de pronto un tranquilo Lucas, su hermano al fin se dignaba a aparecer sin embargo el cigarrillo en su mano no le daba ninguna esperanza.

— No puedes respetar el duelo de tu padre. — Se quejo Bernardo, se veía realmente cansado y podría decir que incluso dolido por la muerte de Sebastián.

— No me vengas con esa basura. El viejo esta muerto así que ya no tienen ninguna razón para retenernos ¿O sí?

— Lucas tiene razón, ustedes pueden quedarse con todo esto. Poco o nada nos importa, tan solo queremos irnos. — Secundo ella.

— Irina no es momento para esto... Además, podrías tener más respeto por tu padre — Se quejo el hombre comenzando a molestarse.

— ¿Mi padre? — Rió ella con ironía. — Ese imbécil no es mi padre. Bernardo no te conviene que me enoje. — Amenazó. Era capaz de cualquier cosa en ese punto y ciertamente poco o nada le importaba ya la situación en que se encontraban. Tan solo quería salir de allí con todos sanos y salvos.

Bernardo simplemente la observó manteniendo su templanza, cosa que no le gusto en lo absoluto. Ya no era aquella niña indefensa, Sebastián lo había hecho muy bien después de todo... Llevada por su enojo se levanto del sofá cruzándose de brazos, no iba a intimidarla. La situación era sumamente tensa, sus hermanos no dudaron en acercarse acorralando al Bernardo.

Con lo que no contaron fue el deplorable estado de Lucas, el chico ni siquiera se encontraba cerca de sus cabales y en un mal movimiento decidió escupirle el humo en la cara al viejo hombre. Enfurecido Bernardo no tardo en tomarlo por el cuello de la camisa, pero antes de que pudiera preverlo de un solo movimiento se libro de él empujándole contra la pared; y como si no hubiese ocurrido nada se alejo caminando tranquilamente.

La situación se salía de control, su mente volvió a bloquearse y actuó por instinto; en segundos sus ojos encontraron una víctima fácil, un chico junto a ella que parecía bastante afectado, y de un movimiento le empujo tirándolo al suelo. El muchacho azotó el suelo sin poder evitarlo y para suerte de Irina una de sus armas termino en el suelo. En cuanto sus dedos rozaron el metal frio, aquella sensación electrizante volvió a circular por su cuerpo. Era una sensación única, capaz de dominarla. Entonces su cuerpo actuó como si de una máquina se tratase, sus dedos se movieron ligeros y antes de darse cuenta de lo que hacía, tiro del gatillo provocando que una bala volviera trizas un florero demasiado cercano a la cabeza de Bernardo.

El sonido alertó a todos los presentes, que paralizados por la situación no sabían qué hacer. Asustado por la reacción de Irina, Bernardo intento girarse para encararla pero no le dio tiempo a nada cuando la chica le embistió con todas sus fuerzas arrinconándolo contra la pared.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora