Irina. Bienvenidos al infierno

Capitulo. 24

Después de mucho tiempo Irina permitió que las lágrimas volvieran a desbordarse de sus ojos, como ríos llenos de amargura que se deslizaban por sus mejillas. Ya no tenía más fuerzas... Agotada física y mentalmente, se dejó caer en aquella empolvada cama en un intento por mitigar el espantoso sentimiento de romperse a pedazos.

Dentro de la caja se encontraba un viejo peluche, un caballo blanco... Estaba raído y se notaba que era muy viejo, pero para ella era algo muy importante.

"Recordaba perfectamente lo que era, de niña solía dormir abrazada a ese peluche... Fue un regalo de mamá en mi último cumpleaños. Era mi juguete favorito."

Con sumo cuidado, como si temiera romperlo, saco el viejo juguete dela caja y tras unos segundos de observarlo, se abrazo a el sintiendo como un nudo se formaba en su garganta, todo lo que estaba pasando alteraba sus emociones amenazando con hundirla nuevamente. Era demasiado para soportarlo, no de nuevo... Se negaba a vivir ese infierno nuevamente.

Un quejido adolorido se escapó de sus labios en cuanto aparto al pequeño peluche, no podía quedarse allí para siempre. Sus ojos se fijaron entonces en un trozo de papel que aún permanecía en la caja, oculto a su vista. Era una carta, intrigada encendió la vieja lámpara de noche para poder visualizarla mejor.

La rubia no esperaba recibir un nuevo golpe, pero en el momento en que la luz iluminó el papel pudo reconocer la caligrafía de su madre, en segundos se sintió desfallecer. Sin pensarlo dos veces rasgo el sobre y con manos temblorosas extendió el arrugado y viejo papel.

"Para mí pequeña hija...

Tal vez ahora no entiendas nada, no sé cuantos años tendrás cuando te permitan leer esto, pero quiero que sepas que Mamá siempre te va a amar.

Tengo tantas cosas que explicarte... Pero ya no tengo tiempo, siempre he asumido mis errores por lo que en esta situación estoy dispuesta a dar mi vida a cambio de que tú conserves la tuya. Hubiese deseado tener más tiempo a tu lado, verte crecer ha sido lo más maravilloso que pudo sucederme en esta vida; eres una niña tan valiente y fuerte, se que te convertirás en una gran mujer.

Y es por el amor que te tengo que he decido sincerarme contigo en esta carta. Tal vez Nona ya te haya contado todo, o yo misma lo termine haciendo en algún momento... En cierto modo deseo que sea así y que está carta se convierta solo sea un trozo de papel desechable. Pero tengo el presentimiento de que no será así...

Siento que luego de que leas esto me reprocharas muchas cosas, y tal vez te enojes conmigo, pero quiero que sepas como fue mi historia para que no repitas mis errores... Espero que no sea demasiado tarde.

Irina yo era una joven inmigrante en E.E.U.U, siempre dicen que es el país de las oportunidades pero eso no es verdad... El racismo es una de las cosas más fuertes que hay en el mundo, solo por haber nacido en otro país, por hablar un idioma diferente; muchas personas se creen con el derecho de maltratar a otros. Mis padres casi nunca conseguían trabajo y la vida era realmente difícil, yo solo tenía dieciséis años y llevada por mi afán de ayudarles caí en una red de prostitución, lo hice por mi familia... Cada día, durante años. Me resigne a destruirme a mi misma a cambio de una vida mejor para los que amaba. Ese fue mi primer error pues hoy se que nada puede justificar el hacerte daño.

Cuando cumplí diecisiete un hombre joven e imponente comenzó a frecuentar el lugar. A decir verdad me gusto desde el segundo en que lo vi... Mi mente estaba tan trastornada que me enamore de él a pesar de la situación que nos había unido. Ese hombre era Sebastián Ferrer... Tu padre, hija.

Yo realmente no sabía quién era hasta que fue muy tarde, él intento cambiar mi vida alejándome de ese infierno, pero me negué...Demasiado atraída por el dinero fácil. Pronto descubrí porque aquel hombre era tan importante para los demás, era la mano derecha de un hombre muy poderoso, un narcotraficante...