Irina conducía por las desiertas calles de un pequeño pueblo, había seguido las indicaciones de Michael para salir de la zona del puerto sin ser vistos. Y nada más salir a la calle confirmaron lo que ya pensaban, los policías de la redada habían sido enviados por alguien, pues a pesar del gran alboroto la vigilancia policial en las calles era escasa. Al llegar a una bifurcación, ignorando las direcciones de Michael eligió el camino de la derecha que los llevaba a la ciudad.
— ¿Qué haces? Si vamos a la ciudad nos reconocerán. — Se quejo Michael intentando tomar el volante.
— A ver morenito ¿Cómo te lo explico? — Intervino Irina con una sonrisa escalofriante, sin cuidado alguno presionó el hombro herido de Michael logrando que soltará el volante. — Tú ya no eres el jefe ¿Entendido? Ahora yo hare lo que quiera. Alexander se quedara en esta ciudad hasta que contacte a mi hermano. —Informo finalmente.
— ¿¡Que!? ¡Traidora! —Y para su molestia, en menos de dos segundos el moreno se le lanzó encima luchando por obtener el control del volante.
Nicolás y Alexander al ver el forcejeo de ambos por el control del auto, intentaron detenerlo sin conseguirlo. Irina consciente de que si seguían así podrían estrellarse piso con fuerza el freno haciendo que todos se catapultaran hacia adelante e incluso se golpearan con el vidrio.
— O te callas y te estás quieto ¡O te juro por lo que más quieras que saco el cuchillo que tengo y te arranco la cabeza!
La mirada de la chica impresiono a los tres hombres, al punto en que tras unos segundos de silencio Nicolás fue el único en dejar escapar una risa nerviosa; sabían de lo que era capaz por lo que decidieron callar, todos excepto Michael.
— ¡No voy a permitir que nos traiciones! — Grito.
— ¿Y quién ha dicho eso? ¿Ay moreno eres tan tonto que ni de eso te das cuenta? — Se burlo ella haciéndolo enfurecer. — Contactare a mi hermano para que ponga a salvo a Alexander y luego volveremos con Lionell para comenzar nuestro plan. — Explicó haciéndole callar finalmente.
Una vez el moreno asintió Irina volvió a conducir en silencio, sin embargo no podía dejar de darle vueltas al comportamiento de Alexander. El chico permanecía en silencio ofuscado en un rincón, imagino que se quejaría, o intentaría razonar con ella o cualquier otra manifestación de su descontento, pero en su lugar solo parecía haberse rendido.
Pronto divisaron los carteles que les daba la bienvenida a la ciudad y anunciaban restaurantes y tiendas. Así que intento deshacerse de sus pensamientos y condujo hasta un lugar algo apartado donde no fueran tan evidentes.
— No puedo creer que nos arriesguemos así por esta princesa. — Se quejo Michael mirando a Alexander.
— ¡Eh! Pedazo de inútil que si por mí fuera me quedaría con ustedes —Explotó finalmente Alexander.
— ¿Inútil yo? Si estamos aquí es porque estorbas. — Grito el otro. —Vos no sos más que una princesita débil y de corazón puro. — Se burlo sin contar con que Alexander podía entenderle.
— ¡Se acabo! No me iré. Irina no te voy a dejar sola con este imbécil. —Recalco Alexander ofuscado.
Irina harta de los gritos volvió a frenar de golpe haciendo a todos sacudirse nuevamente.
— ¡Parecen niños! — Se quejo. — ¡Alexander te irás con Liam quieras o no! Y tu ¡Cállate de una vez! — Grito.
Michael y Alexander se miraron ofuscados, se detestaban, era obvio. Irina se detuvo frente a un puesto de teléfonos, bajo y de un tirón saco al chico del auto. Sin decir nada metió unas monedas en el puesto y con las manos temblorosas tomo el teléfono ignorando las mil y un quejas de Alexander.
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Irina. Bienvenidos al infierno
ActionIrina era tan solo una niña cuando debió enfrentar la muerte de su madre... Sin nadie que la protegiese no tuvo más opción que convertirse en uno más de los peones de su padre, un hombre sin escrúpulos que no dudara en dañarla para su beneficio. Atr...