Capitulo. 13

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"Me encontraba escondida tras unos árboles, el arma de aquel hombre temblaba entre mis manos sudorosas. Escuchaba disparos y gritos a lo lejos.

Estaba aterrada, Sebastián me termino obligado a ir a una entrega junto a Axel y Lucas. Los chicos apenas eran unos adolecentes pero sabían manejar todo ese mundo mejor que cualquiera de nosotros, no entendía muy bien por qué Sebastián me hizo venir ¡Yo ni siquiera sabía disparar un arma!... Apenas y tenía diez años.

No podía estar más aterrorizada de toda la situación y para nuestra mala suerte la entrega salió muy mal, al parecer uno de los paquetes de la droga estaba roto y esos hombres reaccionaron de la peor manera...

Axel, Lucas y tres hombres más de Sebastián abrieron fuego sin dudarlo antes de que incluso pudiese entender que pasaba y no supe qué hacer... ¿Yo también debía dispararles? ¿Debía correr? Pero esas dudas solo fueron murmullos en mi cabeza cuando mi propio cuerpo reaccionó por sí solo y terminé echándome a correr. Mis piernas se movían por si solas llevándome a algún lugar que desconocía, solo sabía que a cada paso me alejaba de ese infierno y era lo único que me importaba.

La adrenalina me dominada pero aún así no bastó para eliminar el cansancio de mi y en poco tiempo perdí el aliento, mis piernas temblaban como hojas y apenas lograba respirar... Agotada me escondí tras unos árboles rogando por ser lo suficientemente silenciosa y pequeña como para que nadie me notará.

El arma que me entrego Axel al salir de casa, ardía en mi pantalón ¡Nunca habita siquiera tocado una! Yo no era más que una carga para los chicos y por mi cobardía ahora podríamos estar en peligro todos.

¡Irina! — Escuche gritar a Axel, estaba lejos. Era de noche y estábamos en una especie de bosque que desconocía...

Un disparo se escucho en el lugar helándome la sangre, eso había sonado demasiado cerca y antes de darme cuenta pude escuchar más disparos, resoplidos y maldiciones a pocos metros de mi.

¡Diablos! Esos imbéciles la pagaran — Gruño alguien muy cerca de mí.

Mi cuerpo entero comenzó a temblar y sujete el arma con fuerza sin saber qué hacer. Mis segundos de indecisión me pasaron factura cuando de pronto un hombre lleno de sangre, alto y fornido apareció entre los árboles. Parecía un oso furibundo y en cuanto me vio pareció enojarse aún más, le vi levantar su arma con claras intenciones de terminar con mi vida y me paralice, me quedé allí, quieta sin saber qué hacer. Mi corazón salto con fuerza cuando escuché el estruendoso sonido de un disparo y aterrorizada me deje caer al suelo, mis manos cubrieron mis oídos mientras mis piernas luchaban por sostenerme en cuclillas, no supe si grite o no, pues el latido de mi corazón resultaba tan estruendoso que no podía escuchar nada más. Pero para mí sorpresa la bala impacto en un árbol cercano... ¿Cómo es que había fallado?

Con los nervios a flor de piel pude fijarme en que su brazo sangraba, estaba herido y por eso fallo el tiro... No porque me hubiese perdonado la vida.

Era inútil suplicar, me mataría en cuanto pudiese apuntar bien.

Con ello en mente y el corazón a punto de salirse de mi pecho comencé a retroceder sin siquiera mirar, debía escapar. Sabía lo que tenía que hacer para salvar mi vida... Pero simplemente no podía y solo deje que el arma se resbalase de mis dedos.

Él me mostro una sonrisa cínica y volvió a apuntar a pesar de que su brazo no paraba de sangrar... Entonces una voz gritó fuerte y claro en mi mente y no lo dude más.

Me matara, si no corro me matara.

Mis piernas volvieron a moverse a pesar del cansancio. Corrí y corrí atravesando el bosque llevada por mi desesperación, intentando huir de los disparos que escuchaba de fondo, estaba aterrada y mi corazón golpeaba con fuerza en mi pecho.

Irina. Bienvenidos al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora