Capítulo 2

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¿Quién eres en realidad?

 Uno de los guardias  abrió la gran puerta de entrada para permitirle al pelinegro ingresar mientras que era turno del platinado en ser registrado; desde ese punto no tenía demasiada importancia quién era quién para el otro, aún eran meros descono...

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 Uno de los guardias abrió la gran puerta de entrada para permitirle al pelinegro ingresar mientras que era turno del platinado en ser registrado; desde ese punto no tenía demasiada importancia quién era quién para el otro, aún eran meros desconocidos que simplemente intercambiaron miradas por unos pocos segundos por lo que cada uno continuaba inmerso en sus propios asuntos.

Al cruzar el umbral, frente los ojos de Yuuri se extendió una prolongada calle principal conformada por diversos negocios u hogares de determinadas personas. La ciudad amurallada no era para nada reducida, posiblemente estaría provista de aproximadamente unos diez mil habitantes, todos betas u omegas. Parfum de Fleurs poseía su mayor reconocimiento por producir panadería de muy buena calidad, pese a eso, no era una ciudad de grandes recursos; se autoabastecía lo suficiente para sobrevivir por su cuenta y productos médicos avanzados como inhibidores no eran de fácil obtención, algunas pastillas servían para reducir o calmar los estados del celo. El gran punto a favor resultaba en la amabilidad y cooperación de los miembros, un omega podría sufrir de un celo sin la preocupación de provocar a un alfa y a su vez tener pareja beta aunque esto último no era muy usual. Por lo general, los betas preferían estar con otros betas y los omegas con otros omegas por la diferencia y entendimiento de complacer a un igual, esto de todas maneras no era suficiente, no quitaba el hecho de que un gran porcentaje tarde o temprano terminara por elegir marcharse de la ciudad para la búsqueda de su alfa.

Con tranquilidad, sin llamar la atención, el forastero avanzó entre las personas circulantes. El ambiente era reconocible de la categoría abundante, aroma a fragancia de hierbas y flores surcaba por cada rincón como quien entrase a una florería. El trayecto prosiguió hasta detenerse frente a una elegante casa y aguardó a ser atendido, del cual luego de un par de segundos, la puerta es abierta con el surgimiento de la presencia de una sonriente mujer.

—Buenos días señora Ji .

—Has venido rápido —sonrió apartándose de la entrada para darle bienvenida al interior del hogar—. Por favor, entra. Me alegra el poder verte.

El pelinegro aceptó la invitación e ingresó en el aposento, directo a un sillón que se ubicaba en el medio de la sala; no necesitaba esperar a los detalles del llamado, él ya poseía la costumbre con determinados clientes y por ello sabía cómo actuar ante ellos. Mientras que la mujer poseía sobre una pequeña mesa un juego de té y comenzaba a servirlo, el invitado prosiguió a abrir su peculiar mochila para sacar de allí una mediana bolsa de tela con un contenido desconocido.

—¿Cómo van sus dolores? —Preguntó y reposó dicha bolsa sobre la mesa.

—Un poco mejor —le entregó una taza con té verde—. Por lo menos no me incapacita a caminar pero como mi medicina se terminó no sabía cuánto aguantaría hasta que el dolor regresara. —Sacó de entre sus atuendos un sobre que poseía el pago de la compra y se lo entregó.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora