Capítulo 12

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Hechicero avergonzado.

El gran lobo, al sentir la amenaza que perjudicaba a su compañero, optó por una natural reacción de agresión lo que puso a todo el personal a la defensiva

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El gran lobo, al sentir la amenaza que perjudicaba a su compañero, optó por una natural reacción de agresión lo que puso a todo el personal a la defensiva. Claramente, los animales atacan y defienden a miembros de su camada, no se los puede culpar de ello ya que es su naturaleza; Magna lo sabía, un animal salvaje no comprende si matar a un humano por proteger a los suyos corresponde a un castigo, pero esa era la razón para poner a prueba las palabras del platinado.

Cada persona se mantuvo estática y tensa, Yuuri observaba expectante, Shiori corrió hasta las piernas de su tío y los guardias no permitieron que la población entrara o saliera de la ciudad hasta que Magna finalizara de poner a prueba a los forasteros. Victor no pronunció palabra alguna, solo observó fijo al gran lobo mientras este gruñía y mostraba su filosa dentadura. En un gran e incómodo silencio, el animal era lo suficientemente inteligente para saber que mientras cerca del cuello de su compañero haya algo que atente con su vida, no podía atacar.

La situación se resolvió de una manera rápida, en la cual, Magna no supuso que ese muchacho tuviera la agilidad de apartar su mano que poseía el arma. Victor aplicó fuerza en puntos de presión del brazo ajeno lo que proporcionó que al debilitar los músculos sea más sencillo para él hallar una abertura. Bastó con que lograra apartarse de la cercanía del cuchillo para que Makkachin se abalanzara hacia el extraño y de un impredecible arremetimiento con severa energía, chocara su cabeza contra el pecho del sujeto y por ende cayera de espalda en el suelo. Los guardias, alarmados, se prepararon para atacar pero ante la señal de Magna estos aguardaron ya que elevó su mano para que no hicieran nada.

Makkachin había apoyado su gran pata sobre el pecho del supuesto enemigo y de esa forma lo inmovilizó sin apartar su fija mirada del objetivo. Victor, por su parte, acarició su lomo y suspiró con tranquilidad.  

—Makkachin no te matará, en todos los años que lo he criado nunca ha asesinado a una persona. No está capacitado a matar por más peligro que yo corra, sabe que debe acatar mis órdenes y ante el mayor de los peligros, solo incapacita al enemigo. Nunca permitiría que un humano muera en mi defensa —argumentó Victor con total confianza y con un par de palmadas al lomo del lobo este apartó su pata de la persona.

—Se ve que lo has entrenado muy bien —Magna logró reponerse y sacudir su ropa. Todavía no tomaba una decisión—. El hecho de ponerte en peligro es por sentido común, esta es una gran ciudad y hay personas de todas clases, podría ocurrir que un borracho buscara pelea y lo que menos queremos es que termine despedazado por una bestia.

—Estoy consciente que es un animal y posee instinto, pero nunca permitiría que causara daño; para ser sincero, no he conocido un lobo tan dócil como Makkachin, es difícil adiestrarlos aunque uno lo tenga desde su nacimiento por lo que soy muy feliz por tenerlo de compañero. Aceptaría cualquier castigo, hasta la muerte si no consigo controlarlo —dijo con seriedad.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora