Capítulo 38

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Una solución, una lección.

Los días transcurridos resultaron más tranquilos de lo que se esperaba, el paradero de los anillos seguía desconocido, no hubo forma de hallarlos más allá de conocer el nombre del causante y la sospecha del vendedor que abandonó la ciudad en plena...

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Los días transcurridos resultaron más tranquilos de lo que se esperaba, el paradero de los anillos seguía desconocido, no hubo forma de hallarlos más allá de conocer el nombre del causante y la sospecha del vendedor que abandonó la ciudad en plena madrugada con su acompañante. Lo difícil de casos como estos era que una vez el o los culpables abandonasen las murallas, la búsqueda se dificultaba increíblemente, lo único que podían hacer era alertar a otras ciudades ante cualquier información sospechosa. En Ágape no eran usuales los robos, era una ciudad bastante tranquila en ese aspecto, su mayor seguridad estaba destinada en proteger y no tanto en la cuenta de la realización de posibles robos, iban a tener que ser más precavidos en el control de entrada y salida de la muralla de ahora en más; esta tuvo que ser reactivada a las pocas horas ya que la fila de visitantes comenzaba a incomodar y preocupar, con riguroso control todo regresó a la normalidad. La búsqueda no iba a cesar fácilmente, pero por el momento un tema más importante estaba en juego.

En la mansión, todos actuaron de forma tranquila pese a que la tensión se podía adivinar con la mera mirada. Lilia lucía inquieta y pensativa, esperaba a que varias de sus preguntas en mente sean resueltas en la pronta reunión, en relación al alfa vinculado con su sobrino, ese alfa que podía observar desde su ventana cuando salía junto a su hermano y la niña al jardín a tomar aire. En todos los años de dudas y temor por la perturbable mordedura, nunca creyó que tendría a ese alfa conviviendo con ellos, que apareciera ahora todavía no la terminaba de convencer; ese alfa era todo lo opuesto a lo que creía que era, sin embargo, seguía siendo un desconocido.

Los chicos pudieron mantener conversaciones entre ellos a medida que los días avanzaban, sin que fuesen charlas en profundidad de la situación, ya que aún eran vigilados. Era interesante que consiguieran relajarse medianamente y tratar de distraerse con temas al azar, no significaba que eso los convertiría en amigos pero nada resolvería mantener rencor y agregar estrés a la ocasión. Eso ayudó también a Shiori que a pesar de no estar tan risueña como siempre, se reía y curioseaba por la cercanía, Yuuri se aseguró de estar pendiente con ella, no parecía que estuviese enferma, sin embargo, no podía descartar que el estrés le esté cobrando malestar, ella estaba acostumbrada a la tranquilidad y que reaccione más evasiva y quisiera dormir tanto podía considerarse alguna especie de mecanismo de defensa.

La reunión ya había sido programada y en la ciudad no eran tan incrédulos para no descubrir que habría junta de ambas ciudades en el parlamento de Ágape, la mayoría concluía que esa llegada de autoridades de Samarkand tenían relación a la unión de los príncipes, algún asunto oficial que la población no consideró que podría resultar en algo diferente. Es más, recibían con regocijo los miembros honorables a medida que se acercaban a la ciudad. Los reyes de Samarkand, de la misma forma, harían presencia en breve.

La mañana tan importante de la reunión cada uno se alistó como si quisiera dar una grata impresión, Victor recibió prendas de ropa más formales ya que, como se esperaba, también se lo precisaba para hablar de su estado con el príncipe; se peinó con gel su cabello, se afeitó, perfumó y vistió como si fuese el alfa más aclamado por mujeres y hombres. Ni la formalidad de los demás se equiparaba al atractivo que desprendía él.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora