Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]

Capítulo 23

No es tan sencillo...

Los tres, Yuuri, Victor y Shiori comenzaron a circular por la ciudad de forma muy tranquila, sin perderse de vista. Ágape, por lo usual, solía mantener una energía alegre y positiva por costumbre, pero en las últimas semanas esa energía se veía potenciada como festejo de la pronta unión con la ciudad vecina, saber que la comunidad crecería los posicionaba en un lugar privilegiado. Pese a no haber enemistad entre otras ciudades, era un poco notable esa sutil competencia que se solía presentar. Las ciudades, cada cual a su ritmo, iban creciendo y avanzando en múltiples sentidos, eso daba paso a la pregunta ¿hasta qué punto la historia volvería a repetirse?

A cada paso que daban, era inevitable que un par de miradas se enfocaran en ellos, dos alfas tan atractivos como ellos lograban que los ojos se giraran automáticamente, por suerte no al punto de resultar incómodo; la gente era bastante respetuosa y hundida en su propio festejo y asuntos. Las calles anchas resultaban de facilidad para circular y uno de los detalles muy reconocibles a cada negocio que pasaban era que en su mayoría los jefes eran omegas.

En Ágape, por años a los omegas siempre se les otorgó una visión más sobresaliente que a las demás categorías, pero ¿qué los volvía especiales? Se podían decir muchas cosas desde que surgieron los primeros omegas, alfas, ciudades y un largo etcétera, para Yuri Plisetsky la respuesta era clara: nada, nada los volvía especiales. Ni su posición, ni su sangre real, ni poder concebir nueva vida, nada lo consideraba algo del cual alabar pero para otros eso era importante. Eso era algo que compartía muy bien con Yuuri Katsuki...

—Has dicho que ya has venido ante a esta ciudad ¿verdad? —habló Victor llevando a Shiori sobre sus hombros para que lograra ver todo desde lo alto.

—Sí, pero no mucho, aquí hay buen comercio y puedo conseguir repuestos si algo se me daña. También hay buenos contactos como clientes aunque no hay que fiarse mucho, a veces solo quieren estafar a las personas como yo —respondió Yuuri a medida que caminaba a su lado—. Sabes, hubo un tiempo en la vieja civilización donde la ciencia cobró un papel muy importante en la sociedad y prácticas como aquellas espirituales, astrológicas o energéticas se las consideraban falsas y engañosas. Se suele tener un mal concepto de lo que son los hechiceros hoy en día, algunos creen que somos como esas personas de antes y engañamos a la gente, les damos cosas que no les ayudan, todo para sacar dinero. Pero es falso, todo lo conseguido por la naturaleza sí funciona y no es tan dañino como algún fármaco. No por ello estamos alejados de la ciencia, es justamente ciencia pura.

—Entonces debes tener cuidado de no encontrar algún cliente que te trate mal o intente revelar quién eres, crear un alboroto si corre a cada esquina gritando que eres un hechicero ¿cierto? —pensó intentando posicionarse en el lugar de Yuuri—, puedo entenderlo. Yo sería el que te dijera: ¡demuéstrale lo que puedes hacer y vean que funciona! Pero luego está el peligro de tener mucha gente en contra.

—En contra o todo lo contrario, querer conseguir todos esos métodos que logramos, ¿cambiar de categoría a tu gusto? ¿Quién no quisiera? Algo tan delicado los haría romper la regla de respetar la naturaleza. Pero todo es cuestión de tiempo, si no es por mí será por alguien más —rió.