Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]

Capítulo 30

Sentimientos al mismo nivel.

Mari se mantuvo centrada y analizó la situación en la que se encontraban, buscando serenarse y tomar las decisiones más beneficiosas; el niño entre sus brazos seguía en celo y con una herida en su cuello, su hermano estaba encerrado en el subsuelo luchando con su propio celo y ella estaba exhausta y con dolores abdominales. El chico se aferraba a su blusa pero debía ayudarlo, por lo tanto, lo apartó y puso esfuerzo en colocarse de pie, expresando su incomodidad y malestar en mantenerse de pie; Yuri la miró preocupado a pesar de la debilidad que enfrentaba su propio cuerpo y lo sofocado que se sentía, quería ayudarla o detenerla para que descansara pero sus palabras no salían de su boca.

—Buscaré los elíxires, espera aquí —informó comenzando a caminar lentamente de un lado a otro.

El príncipe no tenía otro lugar a dónde ir y tampoco podía buscar al hechicero aunque su cuerpo lo deseara, los síntomas del celo se mantenían pero se redujeron a causa de la anterior mordida, era una extraña sensación porque por una parte era como si su cuerpo experimentara una mezcla de emociones, felicidad por un lazo creado, necesidad de aceptar ese emparejamiento pero por otro lado lo rechazaba. Esto era común en omegas mordidos ya que las mordidas mezclan saliva de alfa en la sangre del omega, cuando esto ocurre el cuerpo asimila esa conexión como algo especial, aceptación como pareja de vida y mantener la descendencia; posterior a eso es cuando el cuerpo se calma, sin el descontrol de hormonas que es cuando la mente se enfría y se analiza mejor si aceptar lógicamente o no a esa persona. Si las parejas no son correspondidas con el tiempo la marca desaparece.

Este caso se pudo ver en Guang Hong cuando la marca de su cuello estaba desapareciendo, no fue porque no amara a su pareja Leo, sino por la culpa de una situación su mente quería dejarlo ir y con eso el cuerpo interpreta separación, pese a ello fue a buscarlo y evitó que esto ocurriera. A Mari le ocurrió una situación similar, cuando estuvo con el alfa que la embarazó fue mordida por él pero ambos aceptaban que era imposible su relación, él era un hombre casado que no dejaría a su esposa. Con el acuerdo de relación imposible el cuerpo lo asimila y limpia ese lazo lo que progresivamente daría la cicatrización completa de dicha mordedura. Para Yuri debía ser lo mismo, cuando sus mentes se aclararan y concluyeran que fue un accidente, no una unión ni lazo correspondido, la marca debería desaparecer con el tiempo.

Finalmente, Mari logró hallar los elíxires en otra habitación y se apresuró para llevarlos hasta Yuri que continuaba abrazándose a sí mismo, confuso y jadeante.

—Escucha, los elíxires ayudan a regularizar la producción de hormonas, si bebes uno de estos tus feromonas se tranquilizarán un poco, aunque sea para que no estés padeciendo tanto —explicó y tomó el frasco de omega—. No quiero suprimirlas por completo ya que desconozco los efectos secundarios de esto, por eso no te doy de beta, solo hay que calmarte.

—Esos... él bebió uno la noche anterior —habló Yuri con dificultad—, ¿él ha suprimido ser alfa todo este tiempo? ¿Por qué?

Mari no respondió. Le acercó el frasco y se lo colocó en su mano, su misma mano temblaba.