Capítulo 52

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¿Quiénes son los reales monstruos?

¿Quiénes son los reales monstruos?

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—¡Victor! —llamó un sujeto—. Llegó uno nuevo.

En la región de Stammi Vicino, un joven Victor se encontraba ayudando a una de las crías de tigre del norte del cual a causa de una herida de su pata no podía ser puesto en libertad junto a su camada. En dónde él se hallaba trabajando era una enorme reserva natural que se ocupaba de atender a aquellos animales que sufrían algún percance y de permanecer en la naturaleza podrían perder la vida, los rehabilitaban y una vez conseguían sanarlos eran reinsertados en el exterior de las murallas.

Había ciertas especies de animales que pese a su intento de liberarlos pasaban tanto tiempo desde el nacimiento con ellos que muchas veces se apegaban a los humanos, o, sufrían problemas de salud que los incapacitaba volver a la naturaleza como antes, a ellos los resguardaban y cuidaban hasta el resto de sus días. Un día, en pleno trabajo, Victor fue precisado para ayudar a una cría de lobo gigante pardo, según informes solo pudieron encontrar al cadáver de su madre pero ningún rastro del resto de la jauría. El lobo hembra había sufrido heridas de ataque punzante, como si trataron de cazarlos pero consiguió huir y no ser hallados, sin embargo, las heridas resultaron fatales. En la patrulla usual de Stammi Vicino por las áreas abiertas fue cuando encontraron al lobo y a su cría que no se apartaba de su lado.

Una de las razones por las que precisaron que Victor interceda resultaba en que la pobre cría no quería que se acercaran a él. Estaba en perfecta salud pero su miedo era atroz, estuvieron buscando al resto de la jauría para llevarlo con ellos pero se habían alejado demasiado para hallarlos. En el recinto se encontraban varios lobos gigantes, madres, que posiblemente podían conseguir que lo adoptaran, pero el pobre no podía acercarse a nadie, ni a otros animales. Victor era uno de los cuidadores que poseía mucha calidez, paciencia y amor para acercarse a cualquier animal y entraran en confianza con él.

Al principio, el lobo actuaba demasiado arisco, pero lo hacía por miedo a creer que le harían daño. Victor se acercó a él al principio con protección en sus brazos ya que el lobo constantemente atacaba con sus garras y dientes. Poco a poco, Victor conseguía que su presencia no resultara en un peligro cuando el lobo se fue acostumbrando, poco a poco fue aceptando que lo tocaran y de esa forma, con paciencia, el lobo comenzó a sentirse cómodo apenas veía al cuidador. Aún era un cachorro, pero teniendo pocos meses de vida su tamaño alcanzaba el medio metro de altura.

Algunos compañeros de trabajo solían advertirle en muchas ocasiones a Victor que permaneciera en distancia del animal y nunca se quitara los protectores o podía ser fatal para él. Conforme el tiempo los unía, él sentía que ese lobo no era como los demás, se notaba cuando un animal mantenía su instinto salvaje, pero el cachorro se volvió un animal juguetón y cariñoso que terminó cual enamorado del cuidador. Aún así, no dejaban de advertirle que como era un cachorro todavía esa actitud podría ser común, veía a Victor como una imagen materna, y que cuando creciera se volvería salvaje y agresivo. Comenzaron a comer juntos, dormir juntos, el lobo seguía obediente a su cuidador y cuando cumplió los dos años su tamaño alcanzó la altura del cuidador, una edad que ya se consideraba un joven adulto y potencial peligro.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora