Capítulo 4

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Los Elixires.

Yuuri observó con asombro a esa persona que le había pedido tal petición con demasiada emoción en sus ojos

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Yuuri observó con asombro a esa persona que le había pedido tal petición con demasiada emoción en sus ojos. Estaba hablando en serio. No dudó que esa persona aprovechó ese descubrimiento para pedirle algo tan alejado de su comprensión, entendía la parte de que quiera ser un omega pero ¿por qué? Además, ¿qué concepto tenía por hechicero? Por un instante, su curiosidad le habría hecho preguntar un par de incógnitas que surgieron con respecto al tema pero no podía perder su tiempo; bastantes datos reveló a ese desconocido como para querer involucrarse mucho más.

—Lo siento pero no creo que entiendas bien cómo funciona esto. No puedo cumplir con eso.—Se negó el pelinegro sin dar explicaciones.

 En el instante en el que quiso cerrar su mochila con las pócimas, un ruido alertó a ambos muchachos. Al parecer, los dos grandes animales no parecían que se toleraran demasiado tiempo en cercanía, el ave amenazaba con su pico y aunque el lobo no adoptara una posición de ataque o defensa, era claro que lucía incómodo.

—Ya se están empezando a alterar —Yuuri suspiró y cerró con rapidez su mochila, luego se acercó al buteo para calmarlo con suaves caricias—. Debo irme, te sugiero que tú también lo hagas. —Se montó en el lomo del ave y observó al platinado que se mantuvo serio ante la despedida.

—Tienes razón, será mejor que me vaya —se subió a su lobo, sin oponerse o ser insistente ¿dónde quedó la emoción anterior? —. Perdón por la molestia.

 Yuuri se sorprendió que aquel sujeto se comportara tan serio y respetuoso de un segundo a otro. Esperaba que por lo menos le exigiera explicaciones o ser más testarudo, por supuesto que no sucumbiría ante cualquier pedido que le hiciera, pero era extraño que con solo una respuesta aceptara irse satisfecho. Su extrañeza se reflejó en su rostro mas no impidió que el extraño comenzara a avanzar por su lado, sentía que por alguna razón algo estaba mal, la sensación de sospecha le invadió ¿pero de qué desconfiaría? Menos mal que él no era una persona tan fácil de engañar, su intuición siempre fue buena.
Cuando Victor comenzó a acelerar en su trayecto fue entonces que Yuri decidió volver a abrir su mochila.

—¡Lo sabía! —no lo notó en el preciso momento pero cuando se distrajeron por el ruido de los animales, una mano escurridiza y ágil se encargó de hacerle desaparecer un muy importante recipiente. —¡hey, tú!

 Con esa exclamación, Victor supo que estaba en problemas. Él no era una mala persona pero su deseo hizo que cometiera una acción totalmente incorrecta en la forma de criarse, nunca se imaginó que robaría a alguien en su vida. Sin embargo, si no hacía algo, el pelinegro solo se marcharía y no podría perseguirle de nuevo. Los papeles se intercambiaron pero tarde o temprano se detendrían ¿qué ocurriría luego?
El platinado aceleró la carrera con su lobo mientras que los perseguía la enorme ave junto al chico que ya no lucía tan tolerante como antes, estaba furioso. No quería haberlo hecho enojar de esa forma pero no pensó con claridad, ahora escapaba con una pequeña botella que estrujaba contra su pecho.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora