Capítulo 5

1.3K 212 40
                                    

Actos impulsivos.

El lobo y la niña proseguían a jugar juntos mientras correteaban por los alrededores del pastizal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El lobo y la niña proseguían a jugar juntos mientras correteaban por los alrededores del pastizal. En cambio, Yuuri y Victor guardaron un silencio como si ya no encontraran tema de conversación; quizás lo tendrían si el platinado no estuviese tan concentrado en que el pelinegro no descubriese, por segunda vez, aquel robo. ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso no aprendió de su anterior error? Su respuesta era simple, era su curiosidad, animarse a romper esas reglas que ataban a cada ser vivo a su naturaleza. ¿Qué sensación experimentaría un alfa o un omega? ¿Qué aroma similar producirían sus propias glándulas? ¿Acaso si bebía esa botella, entraría en celo? Eran sus dudas pese a que esto último lo dudaba ya que el contenido del recipiente era minúsculo. No poseía intensión de crear una nueva discusión pero sus acciones demostraban lo impulsivo y poco ético que sus deseos causaban en él.

Lo extraño era que Yuuri en ningún momento se aseguró de preguntar a esa persona la raíz de su petición, qué fuente había alimentado esa cuestión de abandonar su naturaleza de beta y querer ser un omega. Sin embargo, la respuesta sinceramente poco le importaba; creyó que su explicación bastaría para que el platinado perdiera interés al no obtener su deseo. Tampoco significó que el haberle rebelado toda esa información era sinónimo de confianza, solo sabía que Victor no poseía intensiones que lo quisieran arruinar, no sacaría provecho económico o de popularidad. Pese a esto, había un límite de tolerancia.

—Al parecer has domesticado a tu lobo demasiado bien, parece un cachorro. —Dijo Yuri, tranquilo de que su sobrina no sufriría ningún daño.

—Yo no diría domesticar. Makkachin ha estado conmigo desde que nació por lo que simplemente creció siendo así. Es mi compañero. —Respondió con una gran sonrisa y mirada llena de cariño en dirección del gran animal— ¿Acaso no es similar con el ave? ¿No es tu compañero?

El pelinegro no supo qué responder con claridad, no lo veía tan así. Vicchan vendría volando en cualquier momento que precise llamarlo pero ¿compañeros? A veces pasaban días sin verlo ya que volaba con completa libertad.

—Bueno, no creo que sea igual pero de todas formas —le miró fijamente—. Acompáñame de nuevo a la casa, hay otra cosa que quiero mostrarte.

—¿Otra cosa? Creí que solo ibas a explicarme lo de las botellas. —Dijo confundido.

—Sí pero hay algo más. —Respondió comenzando a hacerse camino entre los hierbajos. Con respecto a Shiori y al lobo, no era necesario interrumpirlos; sus asuntos continuaban con el platinado y esperaba a que obedeciera.

—¿Estás seguro? Creo que ya está bien por hoy. Te quité mucho tiempo y no creo que te siga molestando. Sería mejor que continuara con mi viaje. —Trató de negarse sin parecer nervioso. ¿Cómo volvería a entrar a aquella casa si al momento de hacerlo, Yuuri notaría la ausencia del elíxir? Escapar no es que sea la opción más lógica, si era perseguido nuevamente ¿Para qué repetir la historia? Tenía la última oportunidad de ser sincero y devolver aquel objeto. Si no lo hacía, nada saldría bien.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora