Capítulo 18

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Hasta que Yuuri y Magna no regresaran, Victor no podía ir hasta Makkachin ya que solo con Magna tenía permitido ingresar, solo quedaba esperar

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Hasta que Yuuri y Magna no regresaran, Victor no podía ir hasta Makkachin ya que solo con Magna tenía permitido ingresar, solo quedaba esperar. Shiori se aburría de mantenerse en esa silla y el platinado podía notarlo, no tenía a nadie con quién jugar como lo era Teo, el hijo de Magna, ya que a diferencia suya, el niño concurría a un centro de educación, ella solo estudiaba en casa. Ya sea un colegio, un club, donde haya muchos niños, era algo que ella como niña nunca tendría la oportunidad de experimentar, tampoco le molestaba el hecho de no convivir con otros niños, sabía de la existencia de estos lugares ubicados en el interior de ciudades, pero la vida que ella conocía era la que prefería; sin lugares cerrados.

—¿Qué te parece si salimos un rato? Quedémonos cerca por si viene tu tío —dijo Victor para distraer a la pequeña y de paso tomar un poco de aire.

—¡Claro! —aceptó ella con entusiasmo y abandonó la silla rápidamente para correr en dirección a la puerta de entrada.

Victor la siguió de atrás y juntos salieron para recibir la cálida luz del sol. Circulaban alguna que otra persona de un lado a otro y algunos transportes, era una bonita ciudad para ser sincero, con lo poco que lograron ver se notaba esa sencillez donde la gente se esforzaba por crecer como ciudad, se veía como desde temprano la gente se ponía a trabajar. A pesar de ello, y porque no podía estar siempre molestando a Magna con la cuestión de Makkachin, solo quedaría como una visita. Victor ya pensaba en qué otra ciudad tendría que tratar de ingresar con Makkachin si a partir de aquí se separaría del hechicero que regresaría a su casa. Si esto era un hecho, no podía actuar infantil y negarlo, seguir insistiendo.

—¡Quiero ver las tiendas! —sugirió la niña que extendió su mano para que Victor la tomara.

Él sonrió y sujetó la pequeña mano para caminar en zonas cercanas, mirar algunas vidrieras, tiendas como florería, o venta de objetos. A medida que los pasos iban a la par, unos grandes y unos pequeños, el reflejo de los vidrios en los que Victor observó, le trajeron una extraña sensación. Verse él de la mano de una niña, como si fuese su hija y seguro otras personas pensaran al verlos, sentía como si quisiera continuar sosteniendo esa mano, acompañar su sonrisa; si tan solo pudiera continuar a su lado, junto a Yuuri ¿el momento de soltar esa mano llegaría pronto?

—Victor, ¿te sientes mal? —preguntó la niña que se detuvo al ver que esa persona lucía cabizbaja— ¿Te hizo mal el desayuno?

—¿Eh? —espabiló— ¡Aah, no, no, estoy bien. Solo me distraje pensando en algo! —rió y recobró su humor para no preocupar a la pequeña.

—Yo me distraigo viendo —dijo fijando su vista a un par de flores de una florería que quedaba cruzando la calle.

Victor observó en la misma dirección.

—¿Te gustan aquellas flores? ¿Quieres que vayamos a verlas de cerca? —preguntó sonriente.

—Mmm... no —dijo con seriedad—. No entiendo porqué las personas cortan las flores, cerca de casa hay muchas flores y nunca se me ocurriría ponerlas así, ¿por qué las personas compran flores cuando pueden verlas en la tierra?

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora