Capítulo 60

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Como en el país de las maravillas.

Hasta lo que cubrió la tarde y Victor finalizaba en hornear el pastel, decorarlo y guardarlo para el cumpleaños de Shiori

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Hasta lo que cubrió la tarde y Victor finalizaba en hornear el pastel, decorarlo y guardarlo para el cumpleaños de Shiori... Ella y Yuuri se entretuvieron elaborando algunos utensilios, platos y figuras de cerámica. Cuando Victor decidió salir para ver qué estaban haciendo en su ausencia, ellos ya tenían apartado para dejar secar todos estos objetos, cabe destacar que tanto sus manos, brazos y ropa estaban cubiertas de barro y arcilla. Makkachin no se había salvado demasiado de esto aunque con un chapuzón en el arroyo estaría como nuevo.

—¿Qué es todo esto? ¡Son un desastre! —intentó el platinado no reírse.

Habían utilizado la parte lisa del suelo de madera exterior para tener una superficie más estable y estirar lo que posterior fueron el amoldado de la forma de platos, Shiori se encargaba de tallar algunos dibujos divertidos.

—Algunas cosas —respondió el hechicero sin mucha información—. Tienen que secarse ahora para poder meterlos al horno.

—Wow —se agachó para mirar de cerca—. ¿Y luego?

—¡Luego se esmaltan y de nuevo al horno! —respondió la niña pero cuando levantó su mirada decidió cubrir rápidamente su trabajo— ¡No, Victor no puede ver nada de esto!

—¡¿Qué?! ¿Por qué no? Me siento excluido —respondió con tristeza.

—No, no. No puedes ver, esto solo lo hacemos tío y yo, lo verás después —siguió cubriendo la pieza y se mantuvo allí esperando a que él se marchara.

Yuuri sonrió hacia Victor como para que captara el porqué lo hacía.

—Está bien, me iré. Pero dense un baño después, tienes manchada la cara también Shiori —miró a Makkachin—. ¿Te hicieron cómplice también Makkachin? —pronunció al lobo sentado detrás de ellos en la hierba, asomándose para colocar su hocico cerca del hombro del hechicero—. Ve al arroyo o estarás mojado en la noche.

Makka, incomprendido, no se movió de su lugar, pese a que no supiera qué hacían esas personas simplemente observaba.

—Makkachin está demasiado curioso parece —se burló el pelinegro.

—¡Makka! —elevó la voz el platinado y captando la atención del lobo hizo una señal para indicarle que fuera a asearse. Sin embargo, aunque eso el lobo sí lo comprendiera no obedeció, decidió quedarse en su lugar—. ¿Eh?

—¿Qué ocurre? —preguntó Yuuri al ver cómo el rostro de Victor se petrificaba.

—¡Makkachin nunca me ha desobedecido en su vida! ¡¿Qué clase de rebelión es esta?!

—Quizás no tiene ánimos de hacerlo ahora.

—¡Makkachin quiere aprender cerámica, quizás! —habló la niña pasando su pequeña mano sobre el pelaje del lobo, ambos estaban sucios por lo que no hacía mucha diferencia.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora