-Capítulo 51-

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No sé en que momento me volví a quedar dormido, pero ahora que abro los ojos ya está casi de amanecida, el bus está por, conozco este lugar, claro, es Jauja, miro al lado y veo que mi madre está despierta.

-¿Estamos en Jauja verdad?

Asiente y deja salir una sonrisa de tranquilidad y paz.

-Ya quiero llegar.

-Ya vamos a llegar hijo, intenta dormir un poco más, queda una hora de viaje por ahí, falta que pasemos por Matahuasi.

De pronto el bus se detiene, el ayudante del chofer sube, yo me encuentro en el segundo piso del bus, se asoma por la escalera y dice lo siguiente.

-Primera parada, Jauja, quienes van a bajar por favor ir avanzando, siguiente parada Matahuasi.

Algunas personas se levantan de su asiento y comienzan a avanzar por el pasillo del bus y bajan, los veo retirar algunas cosas del compartimiento que tiene el vehículo en la parte trasera, tardan unos 10 minutos en el proceso de despachar a todos, para cuando finalmente terminan, cierran la puerta y el bus nuevamente se pone en marcha, miro por la ventana, por ratos hay casas y por otros momentos hay montañas verdes y campos enormes, disfruto mucho de esta vista, me siento muy feliz, decido cerrar los ojos un momento, quizá no pueda dormir pero voy a intentar, me coloco bien la casaca que traje, la estuve usando todo el viaje como una manta para cubrirme, hace mucho frío ya, justo como me gusta.

-¿Ma, qué hora es?

-Casi las 6 de la mañana.

-Está bien despejado para ser las 6.

-Parece que soleara un poco.

-El sol de aquí abriga, no es como allá en Lima.

-Si, tienes razón, me duele un poco la espalda.

-¿Por qué?

-No lo sé, creo que dormí mal.

-A pesar de que es bus cama nunca será igual de cómodo.

-Obvio que no hijo.

-----------------------------------------------------------Horas después:
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El recibimiento que tuvimos hoy fue increible, nos esperaron en el terminal de Huancayo, llovieron abrazos y todo, cuando llegamos a casa lo primero que hicimos fue desayunar, de verdad que tenía mucha hambre, el estómago me rugía súper fuerte, luego de eso me eché a dormir un poco más, en la tarde fuimos a comer a un restaurante para el almuerzo, la pase bien toda la tarde. Y ahora estoy aquí, en el mismo lugar de hace un año, aquí, donde pedí aquel deseo que se hizo realidad.

Miro a las estrellas, suspiro profundamente y pido otro.

-Por favor, aclara mi mente, haz que todo en mi se ordene.

Cierro los ojos y me siento en el suelo, en mi pantalón tengo la nota de Camila, la quedo mirando por mucho rato, completamente inmóvil, deseando tenerla conmigo, aun sabiendo que ahora mismo eso es imposible.

-¿Marco?  

Paty está detrás de mi con una taza en las manos.

-Paty.

-Creí que te gustaría un poco de chocolate caliente. - Se sienta a mi lado y pone la taza en mis manos.

-Si, gracias.

-¿Sabes? Yo también me siento aquí siempre que quiero algo de paz y tranquilidad. ¿Te cuento algo? Mamá siempre solía sentarse aquí también, todas las noches, ella decía que aquí, viendo las estrellas y hablando con ella misma se sentía tranquila, cuando estaba triste venia aquí, cuando estaba molesta venia aquí, y cuando estaba alegre venía aquí, todas las noches, nunca faltaba, y desde que ella no está, yo lo hago casi a diario, siempre necesito un momento de tranquilidad, y en este lugar siempre siento que ella está conmigo, imaginé que estarías aquí.

Al escuchar eso mi corazón se parte, mi abuela, mi abuelita siempre venía aquí.

-Por eso a veces en las noches de pronto ella desaparecía de la sala, hubiera querido estar con ella aquí mismo.

Paty sonríe y mira al cielo.

-Muchas veces estuvo aquí contigo, tu no recuerdas, cuando eras apenas un bebé y venias aquí, mamá te cargaba en brazos y venía aquí contigo, te hacia mucho cariño, tu dormias en sus brazos y nos decía que juntos miraban al cielo, ella te queria mucho, eras su nieto adorado, la extraño mucho, era una mujer espectacular, las ultimas veces que venias ya no te traía porque siempre estabas haciendo algo, y estoy segura que ella venía aquí y agradecía por tenerlos aquí, en su casa, con ella.

-Yo, no puedo recordar eso que dices.

-Eras muy pequeño.

-La última vez que la vi fue por la ventana del hospital, cuando parecía estar mejorándose, a mi no me dejaban ingresar, entonces ella se levantó de su cama para saludarme-Las lágrimas comienzan a llenar mis ojos y mi voz comienza a quebrarse- yo la vi y ella me sonrió, me sentí tan feliz, tenía toda la esperanza y la fe del mundo de que algún día cercano la iba a tener a mi lado nuevamente, pero no fue así, el resto todos lo sabemos.

Me agacho y algunas lágrimas comienzan a caer. Miro a Paty, ella también tiene los ojos brillosos.

-Han pasado años desde aquella vez, pero aún duele recordarla, esta casa nunca volvió a ser lo mismo sin ella.

Me seco las lágrimas con las manos y trato de alegrarme con los pocos recuerdos que tengo con ella.

-Ella venia a diario, estoy seguro que ahora mismo está aquí, sentada junto a nosotros, le estamos haciendo compañía, ella no querría que estemos tristes, sino alegres, estamos a su lado.

Paty me queda mirando, mira a todos lados, mira al cielo, sonríe, asiente.

-Tienes razón, ella debe estar aquí mismo, cuidándonos.

Paty y yo nos quedamos un buen rato conversando y mirando las estrellas en el cielo, sabiendo que una de ellas es mi abuela, que desde arriba, nos esta cuidando y dando todo el amor que en vida nos entregó.

****************************muchas gracias por seguir leyendo la novela chic@s, Marco se emociona mucho al hablar de su abuela, Vilma, así se llamaba ella, lo quería mucho, lo quiere mucho, primer día de Marco en Huancayo, y ya hay emociones de por medio**********************!**!**

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